Un regalo de Sergio Astorga

martes, 14 de agosto de 2012

El Bosco de Lisboa




DEDICATORIAS

A Fernando Marías Franco e Isidro G. Bango Torviso, grandes conocedores de El Bosco, porque ellos me enseñaron pacientemente lo poquito que sé sobre el flamenco. Con mi admiración, mi respeto, mi afecto.

A Josep Soler i Sardà, por su música. Porque es uno de los grandes. Con mi respeto y admiración.

A Diego Fernández Magdaleno (*), porque sus interpretaciones nos hacen a todos un poquito mejores. Por su generosidad y bonhomía, más allá de admirarlo y respetarlo profundamente. Con mi afecto y mi cariño.







Sí señores, hoy toca entrada sinestésica... ¡Ah, se siente! pero hace ya mucho que no les doy la lata con una de ellas. "Eso no es cierto" argüirán cargados de razón. Bueeeeno... sí pero no. Porque lo cierto es que con Britten sí la hubo pero se la trajo el compositor de serie. Yo nada mezclé ni tuve que ver con el cocinado de modo que a los efectos "blogocósicos" no cuenta. 

Y es un "ensemble" con el que me siento personalmente muy a gusto. Las fotos fueron tomadas por mí el invierno pasado en Lisboa (jejeje, hacía mucho que no salía algún juego de palabras tonto de la condesa). Concretamente en el Museu de Arte Antiga de esa ciudad que quiero tanto. Todas ellas pertenecen a Las Tentaciones de San Antonio de El Bosco. Parece que ¡por fin! hace unos 15 días tuve el tiempo suficiente de sentarme a seleccionarlas y darles un orden mínimamente coherente. Y según las iba pasando, escudriñando, viendo en detalle, la música de Josep Soler vino sola. Porque es hermosa, porque es -en ocasiones y a mi modesto sentir-  una composición algo desolada. Y desnuda. Y bellísima. Un lamento. Y porque además la toca Diego que es el mejor pianista de música contemporánea que tenemos y es un lujazo conocerlo y poder escucharlo y disfrutar de lo que interpreta y de cómo lo interpreta.

Lo que verán al final de esta página es pues el resultado de unir tan importantes elementos pictóricos y musicales, convenientemente ensamblados y una vez subido al youtube  porque hoy en día si no estás en el tubo, no existes. No sé si les gustará o no la simbiosis pero a mí me pareció la música perfecta para acompañar las, difíciles en ocasiones, imágenes del de 's-Hertogenbosch. 


Pero no vayan tan deprisa... ni empujen el ratón hasta el final de la entrada, que les estoy viendo. No se van a librar, mis queridos lectoyentes, de su ración plomífera de discurso condesil relativo a pintura y música. Vamos, dejaría de ser quien soy si me limito a hacer la entrada con el vídeo y punto.

No, ya en serio. Ni el compositor ni el intérprete, ni los dos admirados y queridos profesores de carrera se merecen que pase de puntillas por su obra. Sé que lo entenderán y que disfrutarán de lo que escribieron o tocaron tanto o más que yo.


Comencemos pues por la pintura de don Jeroen van Aken, alias Hieronymus Bosch, alias El Bosco.

Todo el mundo admira El Jardín de las Delicias y lo considera su obra maestra pero permítanme que yo disienta de ello. Y cito de nuevo a Isidro Bango porque siempre me decía que, para él, los dos mejores cuadros del flamenco eran los trípticos de La Adoración de los Reyes Magos, en el Prado y  de Las Tentaciónes de San Antonio, en el mencionado museo lisboeta. Estoy totalmente de acuerdo con su criterio. 

Y ganas tenía de conocer este último, que el primero lo tengo bien a mano y lo contemplo a menudo pero el otro se me ha resistido durante largo tiempo. Porque la primera vez que visité Lisboa fue en 1979 pero han tenido que pasar más de treinta años para poder ponerme delante de la tabla. Obviaré las razones de esa ausencia -que no olvido- un tanto forzosa. Básteles saber que cuando por fin pude verlo, la impresión fue mayúscula. Por la tabla en sí y por razones personales y sentimentales.  

Y vaya si mereció la pena. M, que me conoce bien y me soporta a diario, se sentó pacientemente en el banco de la sala donde está ubicado sabiendo de antemano que tendríamos para un buen rato.  Abrió un libro, se zambulló en su lectura y me dejó trabajar. 

He de decir que primero me pasé más de un cuarto de hora  abarcando el cuadro, disfrutando a solas de él. Y no saqué cámara ni objetivo alguno hasta haberlo gozado largo y tendido, hasta haberlo hecho un poco -o un mucho- mío. Después, todo lo demás vino rodado porque la propia obra te invita a ello, te lleva de la mano. Lo que verán en este post no es más que la cuarta parte de las fotografías que tomé aquel viernes de enero, un par de horas más tarde de haber aterrizado en Lisboa. 

La cámara lo ve todo. Es la gran testigo. Nada se le suele escapar si cae bajo su lente poderosa. Eso lo sabe bien esta condesa que últimamente anda embarcada en aprendizajes de cine y en saber cómo comportarse ante ese ojo al que nada se le oculta o de quien nunca te escabulles.  Si esa lente es un teleobjetivo,  la verdad desnuda se multiplica de la mano del detalle. El encanto y la belleza también.  Tiempo tendrán de juzgarlo por Vds. mismos.
Deberán disculpar eso sí la poca calidad de algunas imágenes, de plano más general. El objetivo con el que fueron hechas no daba más de sí pero me ha parecido importante incluirlas, dado que es la única forma de que adquieran una idea clara, los que quizá no lo conozcan, de cómo es el cuadro. Les permitirán además ubicar el resto de las imágenes posteriores en el lugar correcto que ocupan dentro de la pintura.

Y ahora vamos con la historia y el significado del cuadro... ¡Ahí es nada! No, no crean que es fácil, que no lo es en absoluto ni hay una explicación única de la iconografía y el simbolismo de la obra maestra de El Bosco. Si los estudiosos y "boscólogos" no se ponen de acuerdo, imagínense el resto de los mortales, ignorantes, que nos acercamos a ella.

Tengo que empezar por decir que pocos artistas han sido tan maltratados de puro buen trato como El Bosco. Me explico. Es uno de los pintores más nombrados, admirados, queridos en definitiva en nuestro siglo XX y lo que va de XXI. Se le considera el "inventor" de sus extrañas figuras y de los incomprensibles símbolos que esconden. Los surrealistas lo admiraron y lo incorporaron a sus obras en multitud de pequeños y significativos homenajes. Se le ha tildado de hereje, drogadicto, metido en mundos de brujas y demonios con lo que a los ojos del hombre actual aparece como un visionario, un adelantado a su tiempo. Soberbio, fantástico, genial. El personaje y su obra han sido ensalzados por motivos ajenos a la calidad artística de esta última que, por otra parte, es muchísima. 

Pues, perdónenme Vds., pero nada más alejado de la realidad ni más injusto para con el pintor flamenco. Se ha construido un personaje absolutamente falso, irreal e inexistente que ha tapado y todavía tapa al artista y al hombre reales. Eso sí,  por supuesto, ha vendido y vende muchísimo. En definitiva, se ha inventado casi todo sobre él pues parece que, por lo que respecta al flamenco, todo el mundo tiene derecho a falsear, elucubrar, hacer hipótesis sin la menor base ni el más mínimo rigor científicos. Hay patente de corso al respecto. Se lleva el malditismo. No les digo que hasta el señor de Cuarto Milenio lo ha relacionado con extraterrestres...

Y genial lo era. Mucho. Pero por motivos muy diversos. Creyente fervoroso y respetable, no se inventó ni una sola de las figuras que pintaba pues tenía, como la mayor parte de sus colegas de oficio, sus fuentes literarias y artísticas propias o por encargo. Y desde luego ni por lo más remoto pensó ni hizo públicas las ideas que ahora, nosotros los modernos, le atribuímos. De familia de artesanos y pintores por varias generaciones proveniente de Aquisgrán (de ahí su apellido Aken o Aeken), nació en la pequeña ciudad de 's-Hertogenbosch. Hizo un matrimonio conveniente con una señorita de buena familia lo que le permitió trabajar sin agobios y pertenecer a la sociedad más respetable de su entorno. Trabajó mucho. Tuvo un éxito razonable en vida. Probablemente viajó a Italia aunque nada hay seguro y terminó sus días tranquilamente en su ciudad natal bien considerado en su profesión y en su círculo social.  

Verán, siempre debemos estudiar a los personajes históricos, ya sean pintores, dictadores, guerreros u hombres de iglesia, ateniéndonos a los datos comprobados y fiables, no basándonos en elucubraciones más o menos efectistas. Es decir, la única forma de acercarnos con un mínimo de verdad a las obras del flamenco, amen de analizando su propia obra, es estudiando los datos reales que tenemos de su persona y también de la sociedad y del entorno temporal y local en el que vivió y desarrolló su trabajo. Todo lo demás es pura teoría falta del menor soporte de credibilidad, por muy bonito que aparezca a nuestros ojos.

El Bosco, como hijo de su época, era un simple artesano (sí señores, artesano, que el concepto de artista todavía no había prendido, salvo contadísimas excepciones, ni en la sociedad ni en los gremios) al que un patrono o comitente encargaba una determinada obra. Y era el autor de dicho encargo, habitualmente mucho más culto e instruido, el que le marcaba unas pautas muy concretas en lo que a tamaño de la obra, personajes, colores, etc. se refería. Y le daba también directrices de qué fuentes literarias, históricas y de imágenes debía consultar. Jeroen van Acken, como casi todos sus colegas de gremio, no tenía ni idea muchas veces de lo que estaba pintando. Es más, no solo no tenía ni idea sino que en ocasiones confundía pasajes, como le ocurrió precisamente con los de la vida y milagros del eremita Antonio.
 Así pues, le decían lo que tenía que figurar en el cuadro y él se limitaba a cumplir las órdenes de quien debía abonarle más tarde el importe de su trabajo. Tan sencillo, prosaico y real como eso.


[A partir de aquí y si lo consideran conveniente para su salud física o mental, pueden saltarse tranquilamente unos cuantos párrafos hasta el siguiente en color morado, porque vamos a entrar de lleno en el análisis de la obra. Si tienen un poco de paciencia yo creo que les gustará no obstante bucear en los datos.] 


El triptico que nos ocupa fue pintado entre 1495 y 1501 y se cree que fue comprado por el humanista portugués Damiâo de Gois (1502-1574), que vivió en los Países Bajos entre 1523 y 1544. Sobre el comitente hablaré más adelante.

Siguiendo la guía del propio Bango en la conferencia que dio en el Museo del Prado en 2006 dentro del ciclo sobre "El Bosco y la tradición pictórica de lo fantástico" (publicado más tarde por Galaxia-Gutenberg bajo el mismo título), intentaré resumirles lo que aparece en el cuadro y en qué fuentes se basa. Una nota previa: su forma reinterpreta en buena medida la mayor parte de textos relativos a la vida de San Antonio considerados canónicos. Fundamentalmente la Vita del santo, escrita por Atanasio de Alejandría y las normas que los monjes bizantinos consideran doctrina, ampliadas y fijadas por Pacomio. La devotio moderna representada fundamentalmente por Imitación de Cristo, de Tomás de Kempis -a través de la traducción de fray Luis de Granada-  y La Leyenda Dorada serán fundamentales para entender el complejo programa iconográfico que desarrolló Jeronimo Bosch. Pero como se verá más tarde, sus fuentes no se limitan a textos medievales.

Las grisallas que forman la parte trasera de las tablas laterales y que constituyen el frente del tríptico cerrado contienen escenas de la Pasión de Cristo. Encierran mensajes, basados en la vida de Jesucrito,  claramente alusivos a los valores que inspiraron la vida, la actitud, la enseñanza de San Antonio, pues todo en la obra obedece a un programa iconológico perfectamente definido y bien seleccionado.

La tabla lateral izquierda contiene cuatro temas antonianos en zonas bien diferenciadas que tendrán, a su manera, continuidad simbólica e iconográfica en la central. La ascensión de Antonio y las almas, las tentaciones del demonio, Antonio conducido de nuevo a su cueva y la carta de Balaquio. Sorprende la fantasiosa y rica interpretación que ha hecho el artista de las mismas. Es más, ignora (deliberadamente o no) representaciones formales consideradas ortodoxas en su ámbito con relación al tema del santo ermita.

En el postigo derecho, por el contrario, comienza el relato de una historia que culminará así mismo en la tabla principal. Aparece el diablo transformado en una bella reina que trata en vano y durante toda la noche de inducirle a fornicar. Las fuentes medievales, como la traducción latina que Evragio hizo de la Vita, aluden a que el personaje iba completamente vestido. La Leyenda Dorada, la Leyenda de Patrás y otras fuentes que narran el episodio no aluden en momento alguno a la desnudez de la mujer. Pero aquí la dama aparece hermosamente desnuda, apenas cubierta por un levísimo velo, como una tela de araña. Y es que, seguramente, quien encargó el cuadro le remitió esta vez a fuentes más modernas del siglo XIV, como la traducción que el dominico Buenhombre hizo la historia de San Antonio en árabe  en el manuscrito de Famagusta. De hecho, todo el episodio del encuentro en el río o la conversación de Antonio y la reina en palacio son ilustradas por el Bosco, consciente o inconscientemente, con una profundísima y elegantísima carga erótica, más atrevida incluso que la narración que el propio Flaubert hace del episodio de San Antonio y la reina de Saba.

La visión de la ciudad de la que es reina ocupa la parte superior de la tabla y representa minuciosamente la descripción que la traducción del monje gallego Buenhombre hace del texto árabe.

En la parte inferior del mencionado lateral se ve una mesa con manteles, dos personajes desnudos y uno semivestido tocando una bocina. Hacen alusión a una de las tentaciones a que la hermosa reina somete al santo eremita.

La tabla central completa el programa iconográfico de los panales laterales y representa la apoteósis del santo, que vence las tentaciones con la ayuda del ejemplo de Cristo. La interpretación iconológica se vuelve aquí ardua y difícil. La idea del mal, apoyada en el caos y el enmarañamiento de los episodios del cuadro, se acentúa aquí con relación a las tablas laterales.

En un lado de la tabla principal aparecen dos construcciones, que son las del palacio de la reina, con una plaza y todo tipo de gentes que van y vienen. En la parte central aparece el santo arrodillado con la hermosa dama. Nuestra reina aparece ya vestida. Ambos dialogan. La traducción de monje español es mucho más explícita al respecto que el pintor y narra que, para convencerle de su bondad manda hacer venir a todos los mendigos de la ciudad. Inicia entonces para ellos una ceremonia de imitación de la eucaristía, claramente satánica. Poco a poco la mujer se va apoderando de la mente y la conciencia del santo que la contempla arrobado. Le propone entonces ella desposarlo porque es un santo varón. El Bosco, sin embargo, se limita a pintar la escena del anterior matrimonio de la reina con su esposo, rodeada de todo tipo de seres maléficos y con el diablo, personaje negro, como principal invitado.

En la parte superior de la tabla, el incendio de una iglesia adquiere absoluto protagonismo en la pintura, en alusión evidente a un par de episodios de la vida del santo sobre persecución de los cristianos y destrucción de las iglesias  por parte de los arrianos. De nuevo acude esta vez el comitente del cuadro a los ejemplos literarios de las fuentes medievales de la Vita o La Leyenda Dorada.

Cuando la reina intenta desnudar a Antonio, éste se da cuenta del engaño y pide ayuda a Cristo para vencer la tentación. En el fondo del cuadro aparece éste acudiendo a la llamada del eremita, portando el cáliz del sufrimiento en la mano. En la torre que aparece a la derecha se representan escenas del Antiguo Testamento, claramente premonitorias de la figura de Cristo, de su sufrimiento y de la salvación y la redención con su muerte del pecado.

Según Bango, las lecturas mencionadas no estaban a la altura de cualquiera y eso incluía a El Bosco. Desde luego nunca leyó tales obras puesto que confundía y reinterpretaba libremente los episodios que se narran.

Estamos pues, casi con total seguridad,  ante una representación muy, muy sofisticada de la tentación, el pecado y la ayuda y salvación de y a través de Cristo. De forma muy sui generis y no poco procaz y transguesora, Bosch defiende las enseñanzas de la devotio moderna, especialmente del Kempis, muy de moda en época del flamenco y, en especial, en los círculos brabanzones más cultos e intelectuales. Pero él no tenía suficiente capacidad y conocimiento religioso para entender lo que estaba representando en la tabla. Y eso lleva a los expertos a pensar que la obra no fue concebida para la capilla de una iglesia sino para un capítulo, una sala de trabajo o incluso una estancia privada,  desde luego con objeto de mover a meditación dadas las características y el programa iconológico de la obra. Quizá entonces no es aventurado pensar que pudo ser un encargo de la Fraterhuis de los  Hermanos  de  la  Vida  Común, de
's-Hertogenbosch, fraternidad que le era muy cercana. En definitiva, quien encargó de entre ellos la obra era un hombre ilustrado y culto, casi con seguridad religioso, formado en los principios de la devotio moderna.








[Pueden retomar la lectura en este punto]

¿Qué, cómo se encuentran? Si han sido capaces de llegar hasta aquí leyéndolo todo son Vds. unos jabatos y han superado lo peor. Si cogieron el atajo habrán llegado seguramente más descansados y con un tono de piel menos congestionada. Espero que no les haya parecido muy árido. Lamento haberlo hecho tan largo pero puede que les haya instruído divirtiendo, como a mí, y quizá también se les hayan venido abajo un montón de tópicos que sobre el flamenco se cuentan a menudo.

Un último apunte en lo que a Bosch se refiere. Si tienen ocasión, no dejen de leer este libro del que les traigo un aperitivo. Es realmente fundamental para entender la figura de El Bosco. Está bien escrito y mejor documentado. Imprescindible. 








Yo tuve la suerte de dar clase con los dos autores, durante la carrera y los cursos de doctorado. Probablemente, junto con Alfonso Pérez Sánchez y antes con Ricardo Olmos, son los profesores que más han contribuido a mi "desasne" artístico. Nunca podré agradecérselo a ambos lo suficiente. Conservo un ejemplar del libro más arriba citado, firmado y dedicado por los dos, como uno de mis mayores tesoros bibliográficos. Siempre he defendido y defenderé que ha sido un lujo poder asistir a sus clases. Todavía hoy acudo siempre que puedo a cada una de las conferencias, cursos o simposios que imparten. Marías acaba de leer hace un par de meses su discurso de ingreso en la Real Academia de la Historia y yo he sentido como propia la alegría. Cercanos siguen para mí los dos a pesar de los años transcurridos y de la distancia intelectual que nos separa. Inteligentes, honestos, excelentes historiadores han contribuido y siguen haciéndolo al aprendizaje de muchas, muchísimas promociones de licenciados en Historia del Arte. Vaya pues, mi pequeño homenaje con toda mi admiración y mi respeto y mi afecto.




Veeengaaaaa, les dejo que hagan un descansito pues compruebo con harto dolor que alguno de Vds. presenta ya una tez de un sospechoso color morado...


... ¿Han descansado? Entonces seguimos, que la segunda parte es bastante más liviana pues, para mi desgracia, desconozco casi todo lo referente a compositor y obra.



Poco sé decirles de Josep Soler que no figure en cualquier enciclopedia de música contemporánea y no solo española. Es un gran, un grandísimo, un excelente compositor. En el enlace que les he facilitado al inicio de la entrada sobre este catalán más conocido y admirado fuera que dentro de nuestra vieja y maltratadora piel de toro podrán encontrar datos relativos a su vida y obra. Mi acercamiento a su música, como a la mayoría de los compositores españoles del siglo XX ha sido y continúa siendo puramente sensorial y sentimental. Emocional, más bien.  Sé que se ha realizado más de una tesis doctoral sobre su corpus musical y su biografía. Yo, por desgracia, no he tenido acceso a ellas, aunque quizá sea que no he sabido buscarlas lo suficiente. Mi conocimiento sobre él se remite a reseñas discográficas o programas de mano de conciertos y no me parece muy ético tirar de ellas aquí. Confieso pues, no sin vergüenza, que apenas conozco o sé sobre sus diferentes estilos musicales: dodecafonismo, serialismo, atonalismo. Estaría falséandoles la realidad si pretendiera hacerles creer otra cosa y después del discursito ético-pedante anterior sobre El Bosco no pienso pasar por ilustrada en la obra de alguien cuando no lo soy. 

Lo que sí puedo contarles es que la obra de Josep Soler me emociona desde hace mucho tiempo, desde que empecé a escucharla en alguna grabación de Radio 2 hasta más tarde, con escasísima frecuencia, en los abonos de música de cámara o   en algún   concierto  de la  OCNE. Y me ha ocurrido lo mismo con alguno de sus poemas. Siempre he tenido  la sensación -creo que no desacertada- con la música contemporánea española de que sus compositores, para vergüenza de todos, no son profetas en su tierra. Se les ha escamoteado, regateado, cuando no directamente negado el pan y la sal en lo que a conciertos en los grandes auditorios del país se refiere. Puede que sea mi ignorancia la que me hace creer esto que digo pero su música apenas suena o se oye en los grandes ciclos de música de cámara o sinfónica en España. Yo tengo esa sensación, al menos en lo que a Madrid respecta. Y es injusto. Terrible y vergonzosamente injusto. 

Los premios nacionales anuales de música pasan casi casi desapercibidos en los medios de comunicación nacionales y hasta locales. Por no hablar de grandes premios con parabienes como el príncipe de Asturias. Precisamente y si la memoria no me falla, Josep Soler ha sido nominado al mismo en alguna ocasión y por iniciativa precisamente de Diego Fernández Magdaleno.

Pero este mal endémico en nuestro vieja Hispania no le quita un ápice de belleza a sus composiciones.
Y siempre tengo la sensación al escuchar alguna de sus obras de que un hilo de lamento sereno y muy hermoso guía buena parte de sus piezas a lo largo de más de cincuenta años de composición. 

Seguramente estoy equivocada en lo que digo. Seguramente conocedores de su obra me desdigan con razón. Pero a mí lo que me llega de él es precisamente el lamento y la serenidad perfectamente entretejidos e embricados. Y en ese tejido, los silencios son una parte tan importante de la obra como el propio sonido.

Una  aclaración relacionada con la Sonata IX de Soler por la que debo pedir disculpas. No van a poder escucharla entera en el vídeo pues la informática a veces es vengativa y el programa con el que está confeccionado corta inmisericórdemente la música en beneficio del lapso temporal entre imagen e imagen. Por esa razón, permítanme que se la traiga libre de pintura y ataduras. Pura y simplemente como fue escrita por Soler e interpretada por Diego. A su albedrío dejo escucharla antes o después de la música encajada entre las imágenes.

No quiero terminar esta ya larguísima -como siempre- entrada sin dedicarle unas palabras de agradecimiento a Diego Fernández Magdaleno, el poeta y pianista. El Premio Nacional de Música. El mejor intérprete de música contemporánea española para piano que existe. Por su calidad interpretativa y literaria y, como siempre, por su generosidad al no poner ningún impedimento,sino todo lo contrario, para publicar mis imágenes con su interpretación.  Salgo ganando, con creces. Y porque es muy,  muy, muy buena gente. 

Quiero que las últimas palabras de este post no sean mías sino de Joan Pere Gil Bonfill. Porque son capaces de definir muy bien a compositor e intérprete y de decir en tres líneas lo que yo llevo intentando a lo largo de varios párrafos con un resultado burdo:


"La poesía da vueltas y vueltas entre los espacios que a veces deja la música. Música, Poesía, todo es lo mismo y nada es igual. Un músico y poeta interpretando música de otro poeta. ¿Y para qué poetas en tiempos de penuria? Intérpretes como Fernández Magdaleno y compositores como Soler, los protagonistas de este disco, hacen que esta angustiante pregunta, por ahora, tenga respuesta".




J.Soler (1935). Sonata IX. Diego Fernández Magdaleno, piano. Grabado en Jafre, Girona el 2070472001. Fundació Música Contemporània, 2002





(Les aconsejo que lo configuren en alta resolución y a pantalla completa)



Bien, parece increíble pero han llegado hasta el final. Disfruten ahora o cuando buenamente puedan el vídeo dichoso, pasen el menor calor posible, procuren aprovechar los días cálidos y todavía largos de este verano que se consume a velocidad de AVE y, como siempre, intenten ser felices. Su cuerpo, su mente, su ánimo y los que bien les quieren se lo van a agradecer.




(*) También aparece en la wiki, pero me gusta más su página web.


10 comentarios:

emejota dijo...

Ha sido un verdadero placer aprender, recordar lo que tan fácilmente se me olvida. En la facultad me daban las mejores notas en Filosofía e Historia del Arte respectivamente, al margen del Inglés, claro.
Hace años estuve en Viena y en el Belvedere pude observar a un pintor de principios del siglo pasado, creo recordar, cuyo nombre, ni idea, pero que no he olvidado su obra, escasa, ni su detallismo a la hora de representar una batalla de esas que se daban en Europa allá por el XIX. Al observarlo un buen rato me recordó al Bosco, pero mira tu por donde solo recuerdo su obra, la imagen y ningún dato más salvo el lugar donde está expuesta.
Te ha quedado genialmente explicado, un placer leerlo de cabo a rabo. Pobres de nosotros con semejante raíz morbosa, ¿a qué aspirará nuestra civilización?
Bssss.

Isabel dijo...

¡Cómo me he quedado! ¡Vaya clase magistral! Voy a recordar este día de fiesta por la contemplación del cuadro en detalles acompañada por esta explicación. ¡Qué imaginación tan desbordante y personal! No me extraña que no se atuviera a seguir unas lecturas, es de una libertad y una modernidad apabullante.

Gracias, por tu esfuerzo y trabajo, por toda la información complementaria y por el disfrute de la música que eliges.

Un fuerte abrazo.

Alejandra Sotelo Faderland dijo...

Me he leido todo, pero aqui no se puede escuchar audio o correr videos, eso quedara para el fin de semana. me has hecho acordar que estan en exposicion los cuadros de los grandes del renacimiento en esta city, de modo que darme una vuelta por el museo... el dia de entrada gratis, por supuesto...
Luego cuento del videoy audio!

Anarkasis dijo...

ya vuelvo, y seré rodriguez.

Freia dijo...

Emejota

Pues lamento no poder ayudarte en lo que al pintor austríaco se refiere. Pero te diré que, desde mi punto de vista, tampoco tiene la menor importancia el nombre. Lo que importa realmente es que se te quedó grabado: su obra, su color, las relaciones con otros pintores.
¡Aysss, ¿sabes que tengo muchas ganas de que te vengas para el centro peninsular y compartir alguna exposición?

Un abrazo bien grande.


Isabel

Pues sí, querida costurera. Tenía una libertad pasmosa para reinventar y reelaborar una fuente literaria. Por eso era tan genial aunque no se inventase los motivos.
En el mérito del detalle puedo haber tenido algo que ver. En el de las letras me he limitado a seguir la hipótesis más que probable de la excelente conferencia que dio Bango en el ciclo de El Bosco.

Un abrazo delicado y entretejido, costurera.

Freia dijo...

Alejandra

Querida Alyx:

Cualquier excusa es buena para visitar un buen museo, así que espero que pudieras disfrutar de los grandes del Renacimiento.

Si no consiguieras ver bien el vídeo, avísame y te lo envío por correo.

Mil abrazos de norte a sur (y de este a oeste).

Anarkasis

Pues podemos organizar un trío... para tomar algo, querida. Déme un toque, que estaremos encantadas.

Un beso.


María

¡Ay, gaditana, cómo me han hecho sentir tus palabras! ¡Que no quepo por la puerta del salón dieciochesco, que ya es decir!
Me alegra muchísimo que tuviera su particular sinestesia y que el asomarse al abismo de El Bosco le haya brindado vértigos nuevos y fructíferos. Yo cada vez estoy más enamorada de lo que pintó (tuviera o no negro que le hiciese algunas tareas secundarias).

Me doy por besuconeada, los veo y les mando a ambos dos un órdago de besos.

RGAlmazán dijo...

Magistral sinestesia. Me ha puesto los pelos de punta. Estupendo maridaje entre Soler y El Bosco. Y qué decir de Diego, al que conocí gracias a que fui a verle con usted. Me pareció un magnífico pianista y sobre todo un hombre bueno.
Querida condesita, como siempre sus entradas me enseñan. Y es que si la aristocracia fuera como usted, un servidor admitiría cierta aristocracia republicana.
Reciba mil besos y siempre a sus pies.

Salud y República

Anarkasis dijo...

e intentado escuchar a Magdaleno, luego de bajame el mp3.. y no se oye ná, bueno casi ná, he probado con el clicfófono ese que pones y pal caso lo mismo, está to al máximo, así que los tiempos suavitos y mucho más largos tengo que suponer, que Magdaleno está tocando el piano de otra, sin anestesia ni ná,... Así que he puesto directamente el video con la musiquilla y claro si paras en una imagen se para la música, si hechas patrás patrás..., lo cual no deja escuchar la obra entera de seguido,
Andiluego me gusta correr las imágenes con el ratón y hacerles zzzooooooom, yyyyy no me deja.
2 o 3 buenas imágenes generales con un mega de resolución dado lo puntilloso y el detallismo que tiene el mozo, serían muy de agradecer, y un billete de avión a disnenlandia postamién y dejo de quejarme.
Ambas obras van a su bola, pero la musical dado la asepsia, literalitaria, resulta muy sugerente tenerla de fondo sobre cualquier imagen que te pida no asustarte por no entenderla a la primera, ni a la segunda..
Yo esta música en concreto, SI que la pondría de fondo en el Prado en alguna sala, más aún, pondría pianos y Magadalenos todos los dias tocando por allí en directo...
¿en qué terraza se amarga usted con un gintonic sin gin los martes?, es para que me pongan a mi el gin que ya ando bien de tonic, a ver si se me quita el amargor este del verano, y que a lo peor me llevo un amante y lo subasto.
Un saludo, o dos, o tres.

Freia dijo...

Rafa

¡Aysssss, qué ilusión me hace..! Una condesa republicana. ¡Yo quiero... yo quiero..!
Recuerdo bien aquella tarde de la que me habla, cuando quedamos para ir a escuchar a Diego con nuestras queridas Ciberculturalia y Anarkasis. La cosa terminó bien además delante de unos Manhattans, si la memoria no me falla. Casualidades de la vida, hoy brindaremos Anarkasis y yo por Vd., que sigue allá por las Kabilas. No será con alcohol pero la intención es la misma.

Un abrazo grande, Rafael.

Freia dijo...

Anarkasis

Mire lo que son las casualidades querida que el ilustre visitante que le antecede recuerda cierta tarde en que compartimos música de Diego Fernández, charla y unos combinados, como decían sus progenitores (en la época de los míos la nomenclatura variaba).

Pues sí, tiene toda la razón del mundo. Habrían sido de agradecer unas cuantas fotografías más de carácter general, pero ya sabe que el objetivo de 50 que tengo no tiene estabilizador y no da para mayores florituras en interiores.

Si puedo, le paso la musiquilla a través de correo electrónico aunque me temo que pesa demasiado incluso para mí.

Así que Diego le toca el piano a otra sin anestesia... Pues en el mío se oye muy bien. A ver si es que ha llegado el momento de que cambie de ordenador, que está Vd. algo mayor ya para dar los pedales del mastodonte ese que tiene en casa. ¿Ha probado a ponerle un motorcito? Suele funcionar mejor que con la tracción animal...

Si quiere una copia de las fotos no tiene más que decírmelo que le puedo hacer incluso una copia para esta tarde. Hágamelo saber sin tardanza, querida.

Yo también pondría a Diego tocando por todas las salas del Museo del Prado pero, así entre nosotras dos, es un lujo que Zugaza no se merece.

Al final cambiamos martes por miércoles pero compartiremos gin tonics con los amantes, que no amantes con gin tonics.

Un abrazo muy fuerte, querida y hasta más ver...