Un regalo de Sergio Astorga

viernes, 13 de mayo de 2011

Le bourgeois gentilhomme: Molière y Lully en estado de gracia

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Para Charles de Batz y Martine,
que aman a Francia tan profundamente.










El pasado domingo por la tarde, aprovechando una inusual visita familiar, esta condesa dejó a su consorte en manos de los cuñadísimos y se escapó de casa con la inconfesable (a los cuñadísimos) intención de asistir, en compañia de dos amigos de la infancia, a una de las tardes musicales más divertidas, deliciosas, espléndidas y sugerentes que ha tenido en mucho tiempo.

Sé que debería boicotear a la Fundación Canal y a la Comunidad de Madrid por la futura venta de nuestro agua a una empresa privada, mas les confesaré que no pude resistirme. Intenté excusarme a mí misma diciéndome que la Fundación todavía la pagamos todos los madrileños y que hay que disfrutar de sus actividades culturales antes de que desaparezca, pero he de decirles que llegué a la Sala Roja de los Teatros del Canal con un molesto runrún en la conciencia. Con todo, faltaría al rigor si no les añadiera que tardé bien poco en dejar de oírlo, antes incluso de alzarse el telón y a la sola vista de los instrumentos barrocos: oboes, flautas dulces, cornamusas, tiorbas, violas da gamba... y de unos músicos jovencísimos, alegres y entusiastas ya en sus afinaciones. He de contarles además que nuestras localidades estaban en la parte superior de la platea, algo más alejadas de la escena pero en alto (que los precios eran baratos con relación a lo que íbamos a ver, pero caros en términos absolutos). Y gracias a esa particular localización, nada más sentarnos nos sentímos como el mismísimo Rey Sol y María Teresa de Austria en Versalles.

Tengo el DVD en casa de ese mismo montaje que ya cuenta con 7 años, pero no es lo mismo. Créanme cuando les digo que no es lo mismo. Voy a ponerles en situación.

Imagínense que se encuentran Vds. en las localidades antes descritas, casi saludando a su fastuosa corte y obviando, obviamente, la incomodidad de una butaca moderna, que tendría mucho diseño pero estaba totalmente contraindicada para más de cuatro horas de representación... En sus caras, la sonrisa indisimulada de lo que ya adivinan va a desarrollarse en breve. En su regazo, el programa de mano:





¿Están listos?..

Pero no....

...Esperen. Dejaría de ser quien soy si les librara de las explicaciones previas... ¡Ah, lo siento! pero como comprenderán no voy a desaprovechar que los tengo a mi merced y sin poder levantarse de esos incómodos escabeles. La ocasión la pintan despelucada y empolvada hasta las cejas.

Quizá esta vez el preludio sea más largo de lo habitual (no se me queje malvado Amulio, que le estoy viendo); no obstante, creo que se alegrarán de la charleta que voy a darles pues seguramente después puedan disfrutar tanto del espectáculo como me ocurrió a mí. Me comprometo a intentar que les parezca lo más ameno posible. Eso sí, les advierto que, como dice mi querido Nàn, parecer y ser son antónimos. Traten por tanto de llevarlo lo mejor posible.

El motivo que llevó a Molière y Lully a escribir y componer su undécima y última comédie-ballet juntos tiene un origen algo rocambolesco y puede que totalmente falso. En todo caso no deja de ser en cierto modo "exótico" y dará lugar a lo largo de la farsa a no pocos motivos de diversión y hasta de hilaridad.

Verán...

En 1669 un enviado del Gran Turco, Solimán Aga, visita la corte de Luis XIV. Éste, para demostrarle el poder y la riqueza de Francia le agasaja con interminables, suntuosas y carísimas fiestas. El tal Solimán se muestra pretencioso, inabordable y tan presumido que todo el mundo lo toma por embajador. Pero hete aquí que una carta de su gobernante descubre que es un simple funcionario con tareas de correo. Excuso decirles a Vds. el bochorno que sufrió Luis XIV por el ridículo que hizo toda la corte francesa en los festejos. Cuentan sin embargo las crónicas que, como era todo un caballero, el rey encajó sin inmutarse el uppercut y decidió convertir ese ridículo en una de las obras más delirantes del teatro clásico francés. El encargo, como casi siempre, fue recogido por los dos Jean Baptiste quienes, a partir del "ballet turc ridicule", crearon una pieza maestra en la que texto hablado o declamado, ballet, música, danza, velas y vestuario exótico constituyen un todo homogéneo, chispeante y genial.

El argumento, resumido grosso modo, nos presenta a un comerciante nuevo rico, tosco e inculto, que pretende codearse con la cultivada aristocracia tomando clases de arte, esgrima, filosofía o danza aun no estando dotado en absoluto para ninguna de las disciplinas. Sus maestros se burlan de él en privado mientras lo halagan falsa y exageradamente ante su presencia alargando la mano para recibir su dinero, en tanto el burgués se pone continuamente en ridículo alardeando de su necedad. Aparece a continuación en escena un noble que también con falsos halagos le saca continuamente fuertes sumas en libras para conseguir los favores de su enamorada la marquesa Dorimène, a la que a su vez pretende el ridículo dueño de la casa. Llevado de sus ínfulas, nuestro ricachón Monsieur Jourdain, no quiere dar la mano de su hija Lucile al novio Cléonte por no ser éste un caballero. Mme. Jourdain y la criada Nicole no soportan ya a ese fatuo estúpido y petimetre en que se ha convertido su marido y señor con tantos delirios de grandeza no sabiendo qué argumentar para que recobre la sensatez y la cordura.
Para resolver la situación al criado de Cléonte, Covielle, se le ocurre una farsa que dará al traste con los propósitos de nuestro buen hombre y permitirá que Cléonte y Lucile y Covielle y Nicole puedan casarse. En ella, por unos u otros motivos, intervendrán Mme Jourdain, su hija, el novio de ésta y su criado, la criada, así como los dos nobles. Covielle se disfraza de emisario del hijo del Gran Turco y emboba a nuestro protagonista con el caramelo de nuevos honores y cargos, añadiendo que su señor se ha enamorado de la hija Lucile y quiere casarse con ella. Se organiza una gran fiesta en la que Cléonte se viste como el hijo del Gran Turco. Todos están al cabo de la trama menos Monsieur Jourdain. Éste considera que el pretendiente es lo suficientemente bueno para su categoría social, con lo que le entrega la mano de su hija tras recibir un hipótetico gran cargo en la corte turca. Los nobles burlan los intentos de acercamiento por parte del rufián a la marquesa y finalmente también deciden casarse.
Mientras esperan la llegada del notario que los case, se representa una obra de teatro con tres cuadros en las que se describe cómo expresan y sienten el amor los españoles, los italianos y los franceses. Finalmente todo el mundo consigue sus propósitos, las tres parejas se casan y se supone que Monsieur Jourdain, maltrecho, ridiculizado y habiendo corrido con todos los gastos, se da cuenta del engaño y reconoce la necedad de su actitud.

Con todo, el personaje protagonista no está exento de ingenuidad y gracia, amén de una generosidad monetaria y de alma y de una búsqueda de la belleza que nos lo tornan fundamentalmente simpático y atrayente. Es la víctima, sí, pero también es el hacedor puesto que sin su dinero y sus ganas de mejorar intelectualmente, la obra y la trama no habrían podido ponerse en pie. No quiere casar a su hija con quien ella ama y su mujer y la criada no soportan ya su petulancia, pero es él quien los mantiene a todos con su trabajo. No pierdan de vista pues a nuestro Monsieur Jourdain, que es el auténtico demiurgo de la obra y sean condescendientes con él, que es bonachón e ingenuo por naturaleza y sabe encajar las críticas.

La pieza ha sido representada multitud de veces a los largo de tres siglos y cuarto desde que se hiciera por primera vez en Chambord en 1670. Me dirán entonces Vds. con razón que a qué viene tanto alboroto porque la obra haya sido interpretada una vez más. Y aquí es donde viene la novedad. La obra que yo vi y disfruté el domingo es casi exactamente la misma que vieron y disfrutaron los monarcas franceses y su corte. Es decir, hasta 2004 no se había vuelto al texto, la música, los instrumentos, la escenografía, la dicción, la declamación y la entonación justas de la Corte del Rey Sol. Ello la convierte pues en una versión especialísima. No es que yo lo diga, es que lleva siete años recorriendo el mundo y ha despertado el mayor entusiasmo que pueda imaginarse, por no hablar de su rotundo éxito allá donde ha sido puesta en cartel.

Molière y Lully concibieron -según palabras de Jean Paul Combet, artífice de la idea- la comédie-ballet como una forma de "coser" juntos teatro, música y danza sin "romper el hilo" de la obra. El teatro barroco francés de carácter cómico, como el de sus otros contemporáneos europeos, tiene un ingrediente sorpresivo imprescindible. Todo es locura, movimiento en escena, triángulos amorosos, farsas, tramas para engañar. Como diríamos en este siglo, "vodevil" comm'il faut pero con muchíiiiiisima clase. Y con muchísima clase porque a lo largo de toda la pieza su protagonista está pisando la línea que separa lo ridículo de lo bello, lo rufianesco de lo caballeroso. Ese frágil equilibrio es el que da un profundo sentido a la representación y que resulta novedosamente transgresor en el teatro/espectáculo del siglo XVII. No hay pues solo chanza, diversión y entretenimiento pues el camino que nos abre Molière al misterio y la reflexión profundas asoman continuamente a lo largo de la obra. Ni que decir tiene que la belleza de la danza y de la música de Lully son conditio sine qua esta pieza maestra non habría llegado a tal.

Por último y siguiendo las explicaciones de Vincent Dumestre, director artístico de esa mise en scène genial, me gustaría hacerles notar que resulta excepcional en la trayectoria teatral de Molière llevar al núcleo fundamental del tema de la obra la dualidad del arte barroco: bello, delicado y ligero por un parte, pero producto de una sofisticación suprema. Bajo su aparente liviandad, frivolidad incluso, se esconde un arte complicado y complejo, dificilísimo. Ya el hecho de "coser" diferentes manifestaciones artísticas es un buen ejemplo de ello.

La genialidad de comediantes, bailarines, músicos, y toda la troupe de Le Poème Harmonique que han llevado a cabo magníficamente este proyecto, ha supuesto un análisis exhaustivo de algunas escenografías originales que se han conservado de El burgués gentilhombre. Observarán que ni las "erres" ni las terminaciones del francés que ellos usan son iguales a las del idioma actual. Se ha estudiado en profundidad la lengua y la forma de recitar, declamar o cantar de la época. Los instrumentos tienen iguales carencias técnicas que los de 1670. Se ha cuidado hasta el mínimo detalle la mímica en la escena pues podrán comprobar que los personajes no dialogan entre ellos sino que miran al espectador. Se ha llegado a revisar incluso la forma de actuar, de lenguaje expresivo y de delicadeza del teatro japonés o chino del siglo XVII. Por último, la iluminación a base de velas, en lámparas de araña o en rampas, contribuye, amén del valor de su carácter historicista, a crear una atmósfera de ensueño y también de concentración, tanto del comediante, bailarín o cantante, como del público.

Tres artes reunidos en un ensemble desfrenado, magnífico y loco.

Ahora pues, sí. Ahora ya estamos todos preparados para que la representación comience. Solo queda disfrutar de ella.


Las luces se apagan y la obertura luminosa y algo solemne surgida de la imaginación y el saber de Lully y que Vds. mis asiduos lectoyentes han escuchado más de una vez en esta bitácora, se adueña del teatro:


J.B.Lully (1632-1687). Le bourgeois gentilhomme (El burgués gentilhombre). Obertura. La Petite Bande. Gustav Leondhart, director. Sigisvald Kuijken, primer violín. Deutsche Harmonia Mundi, 1988


Entonces, el telón se alza y comienza el espectáculo. Una escena no muy grande iluminada exclusivamente por velas en el proscenio y en grandes candelabros que se deslizan desde el techo y que apenas se verán a lo largo de la representación pero que cumplen su función de alumbrar la obra. Una escenografía de fondo, metálica y en color cobrizo, que susurrará suaves vibraciones dando un tono mortecino a lo largo de la representación. Una bailarina menuda se pasea por el escenario encendiendo los mencionados candelabros. Y desde esa primera imagen, la magia y la delicia se apoderan de los que ven y escuchan.



Teatro de Molière en estado puro. Nuestro personaje se nos muestra en escena tal y como es: ignorante y bonachón a un tiempo.


(vía andsper)



Aunque, de vez en cuando y en medio de la vorágine, se escuchan fragmentos reposados y soberbios como éste. Canto y música expresan el mal de amor y las diferentes formas de expresarlo y sentirlo en un espléndido triángulo amoroso. Mientras, nuestro burgués se ha dormido sin remedio.


(vía Baroquefever)


... Monsieur Jourdain se viste con boato y ceremonia para seducir a la marquesa Dorimàne. Danza y música lo llenan todo


(vía veraeikon)



[Por razones obvias de espacio no he podido traerles más que algunos fragmentos. Si quieren disfrutar de la obra completa les dejo los enlaces del tubo correspondientes a las diferentes partes de la obra subidos por pitonisa62
Parte I Parte II Parte III Parte IV Parte V
Aún así, si quisieran disfrutar cómodamente de la obra en el salón de su casa, en pantalla más grande y con la facilitadora traducción, escríbanle un correo electrónico a la condesa y ella les explicará de mil amores cómo.]



¿Recuerdan que la semana pasada esta condesa les dijo que pasarían unos cuantos días antes de que recibieran una nueva entrada? Pues ya ven que no. Parece mentira que no escarmienten Vds... Cuando me despido hasta pronto, las Variacionesenmudecen más de lo normal y si les advierto de que no va a haber movimiento en mucho tiempo, me falta el ídem para publicar novedades. Para evitar posibles o nuevos equívocos, dígamos que hoy me despediré de una forma nueva pero ad hocpara esta entrada...

¡A la francesa!


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29 comentarios:

Martine dijo...

Ayer precisamente cuando disponía de tiempo y “espacio” para Bloggear, una conjura Boggeriana ( Viernes y 13, excepto en España, día gafe por excelencia) me impidió, mi estimada Condesa, acceder a sus salones..Hasta se lo comenté en “petit comité”. Hoy solventados los problemas , y siendo sábado 14, acudo rauda a gozar de este espectáculo que ha traspasado los siglos y representado tal y como lo fue en su momento en este hermoso Château de Chambord. Ha gozado de este privilegio, pero generosamente nos hace partícipe y de manera amena y didáctica nos acerca a este “Bourgeois Gentilhomme” .Ay Molière , Racine, Corneille y un largo etc. lo que llegaron a llenar y llenar esas interminables clases de Littérature Française...en mi Douce France.. Merci ma Jolie Petite Comtesse pour cette dédicace, j'en suis émue et reconnaissante..Et ce n'est pas une réverence que je vous tire sinon que je dépose sur vos joues de doux et tendres bisous..Je vous aime beaucoup..

( no se imagina lo laborioso que ha sido poder colgar este comentario.. me llevo peleando más de !/4 de hora con "nuestro inefable Blogger.. ¿Me tendrá en su lista negra?)

Txema dijo...

Jajaja. Querida condesa creía que me estaba usted hablando de un tal mourinho. Ese palurdo presumido y avinagrado.

Evidentemente podría ser perfectamente el protagonista de esta maravillosa obra.

Ya he arreglado el problema como podrá comprobar.

Besos

Txema dijo...

Martine, aprovecho la ocasión que me da su presencia en la casa de nuestra común amiga, la comtessa, que, por cierto, habla catalá con magnífico tono del Alt Empordá, para pinerme a sus pies y deserle lo mejor de lo mejor.

Quede usted con Dios mi apreciada señora de la dulce Francia, y reciba un reverencial saludo.

su vasallo.

RGAlmazán dijo...

Bueno esto parece una pastelería. Demasiado halago, yo pensé que era yo sólo el halagador de damas tan queridas.
Mi querida condesa, a Molière le conozco bien, sin embargo no ocurre lo mismo con Lully. Siempre me ha gustado la forma elegante del gran Molière a la hora de hacer la crítica social de su época. Exagerada pero elegante y desde luego graciosa. Por lo que he visto aquí, esta especie de zarzuela francesa sigue esa línea del dramaturgo francés acompañada de una música deliciosa.
Un placer leer y escuchar sus post.
Beso sus manos y cuídese, mi querida condesa.

Salud y República

Charles de Batz dijo...
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Charles de Batz dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Charles de Batz dijo...

Eso mismo me dije yo al leerle: que basta que diga que tardará en regresar, para que lo haga en un suspiro...

También me dije que estaba muy ilusionado y agradecido por la parte que me corresponde en la dedicatoria. Sabe usted que, además de afranchutado, soy un amante de las maneras barrocas, por lo que mi agradecimiento es doble. Gracias, gracias.

Y pensando en estas cosas estaba cuando leí por primera vez su anotación. Pero como muy bien recordará, Mr. Blogspot sufrió aquél día problemas estomacales, y no hubo manera de dejarle unas pocas líneas... Pero bueno, esto usted también lo sabe.

De Lully poco puedo aportar que usted y su audiencia no sepan: que es un ejemplo del típico genio francés -entre otras cosas por no ser natural de aquél país-; que de su muerte creo que se hizo hasta una comedia; que con Marais, St. Colombe, Rameau y Couperin -de quién por cierto estoy leyendo una biografía-, forma un quinteto que, a mi entender, se encuentra plenamente compenetrado en la secuencia de sus creaciones; que es una pena que fuera de las grandes ciudades, y sobre todo en pueblos que pretenden ser capital europea de la cultura, no se den espectáculos de esos, ni de ningún otro tipo, más allá de las bochornosas creaciones de los intensos o seudomarginales de turno.

Lo dicho, que es un gusto leerle y sentir el ánimo con el que escribe.

Mucha salud.

anarkasis dijo...

me he bajado la obertura, lo otro no hay hostias, me pide que ejecute un yo que se.., pero me hago a la idea con los tutubes que has puesto,
"barroco superlativo", acompañado de un guión del tio más genial que han dado las letras universales, un buen coctel

Isabel Barceló Chico dijo...

Ha sido todo un privilegio asistir ficticiamente con vd. a esta representación. Sólo de leer el entusiasmo con que nos ha introducido en las características de la obra, en ese hecho casi mágico de poder asistir a ella como lo harían los cortesanos de la época, ya es para no quitarse de encima la sonrisa durante un buen rato. Su alegría y entusiasmo son contagiosos, querida condesa. ¿Qué digo condesa? Se merece usted una corona real.
Un abrazo muy, muy fuerte.

Freia dijo...

Martine

Ma chérie Nomade, qué cierto es que Monsieur Blogger nos la jugó a todos. Pero parece que la tormenta pasó aunque a mí no me devolvió mi entrada. Se zampó al pobre Monsieur Jourdain sin que le diera tiempo a decir esta boca es mía.
A mí también me trae recuerdos del instituto, estudiando Literatura Francesa, y en francés, con 14 años. Nunca le agradeceré bastante a mi profesora todo lo que me enseñó del idioma y de la cultura francesa en general.
Gracias por los besos y el afecto. Sabe bien que son recíprocos. Además nuestro querido Txema parece que encontró el camino para encontrarla en estas Variaciones2 que se le escondían.

Un abrazo muy fuerte, Martine

Txema

Mi, a pesar de todo, querido caballero de Noeraixò. No voy a entrar al trapo. Sabe de sobra lo que opino de Mourinho y no pienso responder a sus provocaciones, aunque sería más agradable si las hiciera de otro tipo...
Me alegro de que haya encontrado por fin el camino de esta sucursal de las Variaciones. Le confesaré que le he echado de menos.

Un abrazo grande

Freia dijo...

Rafa

Mi querido Rafael... Como Vd. ya no me dice requiebros ni me confiesa su imposible amor y eso que la ninia vociferante ya no tiene ni tiempo de venir, alguien tiene que hacerlo...
Me alegra que le guste la versión que les he traído pero tenga cuidado, que como los gabachos se enteren de que esta joyita es tildada de zarzuela, le pueden tirar cantos rodados a su egregia y coronada cabeza.
Lully tiene alguna de las composiciones más delicadas de todo el barroco. Yo espero traerlo por aquí de vez en cuando, junto a los colegas que cita Charles más arriba.

Un abrazo grande para toda la familia.

Charles

El placer fue mío con esa doble dedicatoria. Mi afranchutamiento también es militante y aunque finalmente este año ni podremos pisar la querida Francia, el amor por ella sigue más vivo que nunca. Por cierto, la visita a Donosti está prácticamente confirmada, de modo que espero que podamos vernos.
Ahí es nada, menudo "rameaullete" de músicos ha citado Vd. La plana mayor. Y no me sea modesto que sabe Vd. mucho más de lo que da a entender. ¡Me están entrando unas ganas de ponerme esta noche Todas las mañanas del mundo...

Un abrazo, mi buen Charles

Freia dijo...

Anarkasis

Querida, a Vd. se le dan muy bien los hombres, pero lo que son las maquinitas electrónicas... ;-p
Los enlaces del final corresponden a vídeos del Youtube. Pero no se me inquiete que por casa hay un algo que huele a francés con su nombre. Fasolt lo guarda celosamente y ha dicho que solo lo entregará en mano...
Y sí, era un tío absolutamente genial

Isabel

Mi querida Romana, para entusiasmo el que despierta en todos su novela. Tengo unas ganas de verla en papel...
Estoy segura de que todos habrían disfrutado muchísimo con la representación. No siempre somos conscientes en Madrid del privilegio que representa tener toda esa cultura al alcance de la mano. Cultura que además se paga con el dinero de todos los españoles.
Y de corona real, nada. A mí lo que me gusta realmente es ser una sencilla porquera que toca la siringa.

Un abrazo

Isabel dijo...

Tiene mucha razón, querida condesa, al decir que el hilo debe ser fuerte, no es para menos, aguantar el equilibrio de tanto arte como el que nos muestra en la explicación.

Como siempre un placer y un gran abrazo.

Freia dijo...

Querida Isabel. Nadie como Vd. enntiende de hilos y costuras. Me alegro de que le haya gustado esta compostura barroca francesa. Es especial y única, co su girasol al borde del camino.
Ahora mismo estoy sacando los hilos y el bastidor para bordar un poco. ¿Si gusta?

Vergónides de Coock dijo...

YO NO ESTOY A TU MERCED, Y ME LEVANTO CONTRA LA TUYA MERCED.

Freia dijo...

OJT

Pues me parece espléndido, señor OJT. Es sano no estar de acuerdo.. Sean Vd. y sus disensiones bienvenidos a esta bitácora.
Saludos

Txema dijo...

Mi estimada y apreciada Comtessa. No crea que he querido ofenderla con la alusión de "M". Ya sé lo que usted piensa de tal sujeto.

En todo caso, agradezo su respuesta en lo tocante a mi capacidad para llegar a su nueva casa con acierto. Espero -y deseo- tener la oportunidad de volver pronto.

dese por osculeada.

Freia dijo...

Señor de Noeraixò, perdone el retraso en la contestación y no se turbe al respecto que no me hará cambiar de opinión sobre el portugués, pero tampoco me molestan lo más mínimo, y mucho menos aún me zahieren sus críticas, que las acepto de buen grado viniendo como vienen de buena gente.
Agradezco profundamente los ósculos. Dese Vd. También por besado y reciba mi admiración y respeto.

Anónimo dijo...

Es maravilloso el entusiasmo de su post, pero al ver los fragmentos de este montaje y sus observaciones me surgen varias preguntas:
¿por qué le parece un valor añadido -por su comentario, el mayor valor de la puesta en escena- el historicismo?¿De qué sirve quisiera yo saber que los actores actúen y hablen como -supuestamente- lo hicieron los actores de la troupe real? ¿Tiene algún sentido más allá de la arqueología teatral?Espero -y es mi problema actual, por eso este comentario- que la obra tenga algo que decir a la sociedad actual y que podamos encontrar los recursos para que hable de nuevo al espectador actual, que ya no es aquel que acompañaba al séquito real.
Querida, no somos ni Luis XIV ni Maria Teresa de Austria ni estamos en la Francia del XVII
No?

Freia dijo...

No tendré el menor inconveniente en responder a su comentario en cuanto se identifique. Tengo por costumbre no contestar anónimo.

Y... por cierto, querida solo me llama aquel a quien se lo consiento... Y, hasta donde sé, a Vd. todavía no se lo he consentido.

Buenas tardes,... querido

Yosoyaquel dijo...

Disculpe si se ha sentido ofendida, sólo pretendía aligerar el tono del comentario, no quería ser descortés
Gracias por la celeridad en contestarme, y mis sinceras y sentidas disculpas

Freia dijo...

Jajaja, no se ha buscado mal mote, señor Yosoyaquel. Vaaaa, que se me pasó el enfado. No es que se haya identificado Vd. mucho, pero no se le aprecia mala voluntad, jajaja. Bienvenido sea pues. Y disculpe el retraso en las buenas maneras.

Yo uso el término querida con algunas de mis amigas de esta bitácora a las que quiero mucho, pero aplicado a quien no se conoce, reconózcame que puede resultar un tanto peyorativo. De ahí mi reacción.

Vayamos pues a mi contestación. Si yo dije que era un valor añadido el historicismo, me equivoqué de pleno. Lo que quería de ir es que una versión historicista bien hecha, bien ideada, proyectada, puesta en escena, tiene el valor añadido del conocimiento. Yo puedo haber escuchado otras versiones de la obra, pero saber cómo y por qué se hizo de una manera y no de otra, poder contemplar y escuchar más o menos fielmente cómo se representaba en sus inicios y hacer yo el esfuerzo de intentar verla y oírla con ojos y oídos de la época en que fue escrita y compuesta, no es, a priori, algo negativo sino todo lo contrario. Para mí, esta versión de Le bourgeois tiene el valor añadido de ese conocimiento al que me refiero. Por supuesto, otros opinarán de forma contraria a la mía. Mi opinión, le añado, no es más que la de una aficionada al teatro y la música barroca.
El que aporte o no algo al espectador actual, yo creo que radica en la esencia misma de la obra, independientemente del ropaje con que se la adorne. Da lo mismo que sea un montaje barroco o absolutamente desnudo y minimalista, con vestidos de calle del siglo XXI. Y creo que Molière y Lully aportan y tienen que decir mucho en una época y una sociedad como la nuestra. Precisamente porque en ella impera lo fatuo, el pretender ser lo que no se es, el hacer alarde de la propia ignorancia, pienso que Le bourgeois es un buen tirón de orejas, no solo a la clase dirigente, sino a nosotros mismos, que a veces nos henchímos de vanidad estúpida.

¡Uf!, espero no haberlo hecho demasiado largo y que su curiosidad, haya sido mínimamente satisfecha. Y disculpe mi contestación si fue demasiado brusca. Confío en que el mal entendido se haya esfumado.

Un saludo y, de nuevo, bienvenido.

Freia dijo...

Yosoyaquel

¡Ah!, y yo defiendo en algunas ocasiones las versiones historicistas y, en otras, reniego de ellas totalmente. Creo que depende, a mi entender, de la honradez y la profesionalidad con que estén hechas. No todo el mundo es Harnoncourt, por poner un ejemplo de, en mi opinión, buen hacer.

Otro saludo.

Yosoyaquel dijo...

Muchas gracias
Comprendido el valor del conocimiento y el ejercicio de empatía histórica -si se puede decir así-
No estoy tan de acuerdo con la idea de los ropajes de la obra.No tanto por la posibilidad de ubicarlo en cualquier época, sino por la idea generatriz de la puesta en escena. La forma es el fondo, e imagino que espectadores como usted, que encuentran placer en el ejercicio intelectual -que me parece precioso- o que simplemente disfrutan con ello no son -espero me lo reconozca- el espectador tipo. Quizá sí el de este montaje.
En cualquier caso, muchas gracias por su atención,por la explicion, clara, linda y muy interesante
y nada, un placer poder intercambiar opiniones y que cultive usted el arte del diálogo
Encantado de conocerle, ya sabe, yo soy aquel

Yosoyaquel dijo...

ah, y muy interesantes las ideas de fatuidad, pretensión y alarde de ignorancia. lo del tirón de orejas me lo apunto. son ideas muy sugerentes. actuales. me las llevo,si florecen, le mantendré informada...
gracias

Freia dijo...

No crea que es oro todo lo que reluce, Yosoyaquel. Esta condesa es muy pero que muy aparente... Fuera, en la vida real, resulta bastante más vulgar. Y disiento, en parte, de que la forma sea el fondo... Últimamente me ha dado por ver óperas barrocas con una puesta en escena un tanto actual y creo que no pierden ni un ápice de su rigor... Y estéticamente son preciosas...
El encanto es mutuo. Espero volver a verle pronto por este salón dieciochesco y trasnochado.

Confío en que el cierzo no sople en exceso. Un saludo,

Freia dijo...

¿Dónde se fueron sus mayúsculas? :-))

Yosoyaquel dijo...

defenderla de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría

-qué chulo lo de schonberg. qué poemón. qué música. qué bonito y con qué placer escribes sobre música...
Dulces sueños
(aquí no sopla el cierzo, yo soy del Austro)

Freia dijo...

Don Arnoldo y don Mario... ¡Uhmmmm, no es mala combinación! Son aparentemente tan distintos...

Buen día, Yosoyaquel.