Un regalo de Sergio Astorga

jueves, 4 de octubre de 2012

Glenn Gould, 30 años después




- Vaya, vaya... 5 semanas largas sin aparecer por este "su" blog y la señora condesa, en lugar de hacernos un relato nada sucinto -como siempre- de sus vacaciones o sobre los últimos conciertos a los que ha asistido, va y nos trae un panegírico... 
Pues sí que estamos bien, mi ilustre aristócrata...

- Mi "querida" administradora, tengamos la rentrée en paz. Si no he escrito nada durante ese intervalo ha sido, precisamente y como muy bien Vd. ha dicho, porque he dedicado una parte de dicho tiempo -y no la mayor- no sé si a unas merecidas, pero desde luego sí a unas necesarias vacaciones.  Las restantes semanas se me han ido en asuntos personales que a Vd. ni le conciernen ni le incumben y en pelearme con el nuevo editor de vídeos y el nuevo sistema operativo, justamente para poder aportarles la información gráfica pertinente que ilustrara e hiciera más llevadera mi crónica septembril.
Dejémoslo pues aquí y no me toque el apéndice nasal, no vaya a ser que,  por lo mosqueada que estoy con la situación socio-político-económica actual,  me plante y la deje a Vd. más colgada que un mono en liana floja. Ya veríamos a ver entonces si encontraba Vd. a otra tonta, por muy condesa que fuera, que le mantuviese abierto y más o menos activo el blog. 
Procure no olvidarlo para sucesivas ocasiones en que le venga de nuevo la tentación de bromitas y sarcasmos.

Ahora, con su permiso, voy a dedicarme al motivo de esta entrada. Le agradecería por tanto que me dejase concentrarme SOLA en el texto que quiero escribir.

Graaaaaciaaaaasssssssss...







Hace apenas unos días habría cumplido 80 años. Hoy hace 30 exactos de su muerte.

No crean que tenía en mente la fecha. Me ha ayudado a recordarla esta mañana una amiga -no solo blogosférica- en su  Facebook. Pero la efeméride me sirve de excusa perfecta para hablar de y sobre Glenn Gould. Y me apetece hacerlo exactamente hoy, aunque tarde, porque para mí los aniversarios son importantes. Los números redondos, también. Y treinta redondos años sin él se merecen el recuerdo, aunque tenga que saltar por encima de otros temas o relatos.

Su forma de interpretar a Bach me cambió, en gran medida, la forma de escuchar y de acercarme a la música del "Viejo Peluca". Le debo mucho personalmente. Lo respeto, lo admiro desde hace mucho tiempo. Compro cualquier grabación suya con la que felizmente me tropiezo o cualquier película, documental o libro que hable sobre su vida personal y artística con que me topo. Siento por él casi, casi adoración.

Deprisa y corriendo pues, esbozo una entrada por fuerza breve, amén de poco o nada documentada. No trato de disculparme pero evidentemente no va a ser el post que, desde mi punto de vista, se merece  aunque también es bien cierto que su trabajo y él mismo han aparecido con frecuencia en las Variaciones -tengan éstas el número que tengan-.  Seguramente debería haberle dedicado más esfuerzo, más lectura, más interés pero esta vez la calidad le cede el paso al recordatorio y claramente me es más importante el segundo que la primera.

Aquí va pues esta apresurada, pequeña  e imperfecta semblanza. Porque sí, por merecida y porque me apetece. ¿No les parecen motivos más que suficientes?

Juzguen pues benévolamente lo que no pretende ser más que un sencillo, personal y nada docto homenaje a uno de los pianistas más brillantes que yo he escuchado nunca. Doctores tiene la crítica y el arte musical para decidir si le cabe o no el honor de estar entre los grandes. Para mí, lo es cum laude.



Extravagante, polémico, admirado y denostado a partes iguales por el gran público y la crítica. Personalísimo, controvertido y siempre genial. Perfeccionista hasta lo patológico, preocupado casi obsesivamente por todas aquellas técnicas que iban surgiendo y que permitían que el sonido de lo que interpretaba llegase casi en estado puro a los oídos de sus oyentes tanto en directo como en disco.

Según voy enlazando ideas y palabras me acuerdo del título magnífico de un post que nunca llegó a ser, a cargo de otro amigo bien querido y que estaba dedicado al pianista canadiense: "No sin mi silla". Él define magistralmente y con un soberbio sentido del humor el espíritu, el carácter, las rarezas, la genialidad de quien nos ocupa. Confío aún en llegar a verlo publicado algún día. Me lo debes, Alucinao.

Cuando se encontraba en el cenit de su carrera y con apenas 32 años de edad, decidió de forma irrevocable no volver a dar un concierto en directo. Le aburría profundamente el hecho de recorrer el mundo de acá para allá sin, según él, dar ni recibir realmente nada a cambio. Consideraba que podía aportar mucho más desde un estudio de grabación. Y a ello se dedicó en cuerpo y alma. Si han tenido Vds. la oportunidad de ver alguno de los films que Bruno Monsaingeon creó sobre él  -por ejemplo "El Alquimista"- podrán hacerse una idea clara y precisa de lo que les digo. Dotado de unas facultades increíbles para la música y de una brillantez y rapidez de ideas y reflejos nada corrientes, aparece en la película como alguien de carácter difícil y excepcional a un tiempo. Encantador en ocasiones, fascinado por la sola idea de conseguir más color en la interpretación. Raro, espléndido, único. Seguramente como defienden algunos de sus biógrafos era un "Asperger de libro".  Encaramado al teclado del piano, casi como un periquito colgado de su percha, sentado en aquella desvencijada silla de patas extraordinariamente cortas, descalzo, canturreando al tiempo que sus dedos parecían literalmente sobrevolar las teclas con una facilidad asombrosa...  "Lo que ocurre entre mi mano izquierda y mi mano derecha es un asunto privado que no le importa a nadie" llegaría a responderle al periodista Jonathan Cott cuando éste le preguntó acerca de la extraña postura fetal que adoptaba al piano.




Era sencillamente Glenn Gould. 

No solo interpretó a Bach pero seguramente será fundamentalmente por sus interpretaciones del de Leipzig por lo que será recordado siempre. Para los entendidos de mediados de los años cincuenta del pasado siglo su forma de entender, revivir, interpretar su música supuso una transgresión total de la tradición pianística en la ejecución de las obras del padre de la música barroca y moderna. Sus versiones, especialmente la primera Variaciones Goldberg de referencia, la de 1955, representaban un alejamiento radical de la forma de hacerlo hasta entonces a cargo de algunos de los grandes pianistas. Libre de artificios y añadidos románticos, las grabaciones y directos de Gould aparecían ante los ojos y oídos atónicos de quienes contemplaban y escuchaban con la revolucionaria desnudez a la que ahora estamos tan habituados. La música de Bach en su esqueleto, sin oropeles ni encajes o bordados artificiales. Seguramente mucho más cerca de cómo la concibió el cantor de Santo Tomás.

Y esa desnudez cautivó y arrasó.  Pero el estrambótico y extravagante intérprete, adicto a las drogas y en buena medida misántropo, se encontraba más a gusto encerrado a solas en un estudio de grabación que recorriendo el mundo y asombrando al público. Así lo quiso y así lo hizo.

No puedo terminar esta semblanza de Gould sin hacer una parada obligatoria en las Variaciones Goldberg. Porque son una referencia absoluta desde hace casi sesenta años. Porque cambiaron radicalmente y para generaciones futuras la manera de interpretar esta pieza soberbia.  Y porque, no en vano, este blog se llama como se llama.

Tengo una amiga, muy muy entendida -y de verdad- en música, a quien irritan profundamente las versiones que Gould hizo de la música bachiana. Literalmente no lo soporta. Y no crean que es la única. Pero, hoy por hoy, si esta pieza es mundialmente y justamente famosa es, en buena medida, porque la interpretación que de ellas hizo el canadiense marcó definitivamente un antes y un después. Generaciones sucesivas de aprendices y jóvenes pianistas la han tomado como modelo de ejecución.

Y tanto le marcaron también a Gould las Goldberg que decidió grabarlas dos veces, cosa nada habitual en él.

Los entendidos consideran, en general, que la primera versión, la de 1955, es preferible a la de 1981. Técnicamente es más perfecta, más revolucionaria, rompedora. Mejor.

J.S. Bach (1684-1750) Klavierübung, Teil IV: Aria mit verschiedenen Veränderungen vors Clavicembal mit 2 Manualen. Goldberg Variationen. (Ejercicios para piano, parte IV: Aria con diversas variaciones para clave, con 2 teclados. Variaciones Goldberg. BWV 988. Glenn Gould, piano. Grabación de estudio en Nueva York, 1955. Remasterizada y redigitalizada. Sony (de los archivos de CBS 1956), 1992.



Mi opinión poco importa al lado de la de ellos y les diré que durante muchísimos años preferí la primera a la segunda. Hoy, sin embargo, no las considero ni mucho menos excluyentes. Hace tiempo que pienso que no hay por qué establecer comparaciones entre una y otra. Y confesaré que cada vez me gusta más esa segunda versión, "más moderada" de 1981. Seguramente Vds. opinaran diferente de lo que aquí indico y lo harán con el mismo derecho e igual o mayor conocimiento que yo. Pero tengo que decirles que, cuanto más escucho esa segunda grabación, más la disfruto. En primer lugar -pero no es el motivo ni mucho menos más importante- porque puedo verle y no solo oírle pero, sobre todo, por lo que tiene de distinta a la primera.

Siempre tengo la sensación al escucharlas de que la primera representa la vitalidad, el ímpetu, las ganas de cambiar el mundo y de comérselo, de ponerlo todo patas arriba. Es la energía, la vida. La segunda siempre me ha parecido, evidentemente mucho más lenta, más reposada, más serena. Pero también más triste. Nadie puede quitarme de la cabeza cada vez que la oigo que es la interpretación de quien ha vivido más, de quien se toma las cosas con más calma, pero también es una versión, siempre desde mi exclusivo punto de vista, mucho más triste, más apagada, más oscura. Seguramente es una soberana estupidez lo que voy a decir pero siempre he pensado que en esta interpretación cerrada, íntima, arcana, Gould presentía en cierto modo su propia muerte. Ahí queda dicha pues la boutade.

Y por esa razón precisamente se la traigo hoy. Enterita y sin cortes ni intermedios. Para que la disfruten con los ojos y las orejillas que se les ha dado, si tienen a bien hacerlo. Porque es una maravilla verlo y oírlo. Porque sí.





Pero si todavía se han quedado con ganas... les traigo una tercera versión.

No, no fue grabada en estudio, sino en directo. Concretamente en el Mozarteum de Salzburgo, en 1959, 4 años después de la mítica primera grabación. Aun siendo las Goldberg, es un documento al que rara vez se alude y su registro no apareció de forma autorizada hasta 1993. La versión, evidentemente, está en mono y la técnica y las condiciones con que se registró presentan una clara imperfección sonora.

No importa. Intenten escucharla con la mente y los oídos perfectamente abiertos y, luego, si les apetece, díganme sin rubor qué les ha parecido. Si les gustó más que la de 1955 o la de 1981. Si a pesar de sus imperfecciones, tiene el encanto del directo o si, por el contrario, tuvo razón en abandonar el circuito de los grandes intérpretes, poco tiempo después, porque no se encontraba a gusto y pensaba con razón que ya no tenía nada que aportar.

En todo caso, es un documento que me apetecía compartir con todos mis lectoyentes.


J.S. Bach (1684-1750) Klavierübung, Teil IV: Aria mit verschiedenen Veränderungen vors Clavicembal mit 2 Manualen. Goldberg Variationen. (Ejercicios para piano, parte IV: Aria con diversas variaciones para clave, con 2 teclados. Variaciones Goldberg. BWV 988. Glenn Gould, piano. Grabación realizada en directo y en mono en el Mozarteum de Salzburgo, el 25 de agosto de 1959. Sony (de los archivos de CBS), 1993.





Bien, como siempre, no resultó tan breve la cosa. Tómenlo como lo que es y traten con generosidad lo que no ha pretendido ser más que un retrato,  parcial por conocimientos y muy a pesar mío, y poco objetivo bien a propósito.

Y mientras la crónica de ese septiembre sanador llega, háganme el favor de "tener cuidado ahí fuera", que corren malos tiempos para casi todo pero hay que estar ahí, precisamente fuera, por muchas razones, que motivos nos sobran.

Y no se olviden tampoco de intentar ser felices, que lo cortés no quita lo valiente.

Buenas noches.





16 comentarios:

jddm dijo...

O me he saltado y algo a estas intempestivas horas o sólo hay dos versiones. Confío en ser yo la desenterada...

Ha sido todo un gusto acompañarme del "¡No sin mi silla!" en esta primera sesión noctura de vuelta al cole. Nunca había probado mezclar a Todorov con cualquier otro. Aquello de la autoridad y tal,debe ser... Está bien irle perdiendo 'el respeto' al padre.

Espero más actualizaciones como ésta, que me va a hacer falta la compañía...
Besos otoñales, melancólicos, taciturnos, hipocondríacos de su particular Marqués de Bradomín.

PeterP.

Anónimo dijo...

De momento paso por aquí para decir: qué gran descubrimiento fue Glenn Gould para mí. Primero por el regalo que me icieron, luego por ese planeta que constituye su interpretación de las Variaciones G., luego por cualquier otra de sus interpretaciones. Me trae al pairo que se diga por alguna parte que hay interpretaciones más perfectas de las Variaciones de Bach...miren, esto es como lo académico. La soltura, la frescura y capacidad de penetración en esa estancia -instancia- íntima y peculiar de cada individuo no tiene calificación. La emoción cargada de belleza. ¿O es al revés?

Gracias por traer aquí a Gould.

Fackel dijo...

Perdón, se me fue la mano, el anónimo es/soy Fackel.

Fackel dijo...

Qué horror, qué prisas, también se me fue la hache de hicieron a alguna parte, y soy muy exagerado para esa parte de la transcripción fonética (que en este caso daría lo mismo)Perdón.

Isabel dijo...

Como una alumna más llego a la cita y tomo mis apuntes.

Espero halla disfrutado como se merece de sus deseadas vacaciones.

Abrazos

Anarkais dijo...

kemefalta una versión (estoy por el minuto 12 de la primera)

Freia dijo...

Ante el clamor popular (de Peter P. y Anarkasis) les cuelgo también la primera versión, la de 1955.

Allá Vds. y sus ganas de escuchar. Eso sí, luego no se me quejen si la página tarda en cargarse...

Besssooosssss.

PD: Ya vendré en un par de días con calma para responderles despacito y con calma, como se merecen.
Como van a tener tarea suficiente tampoco me van a echar de menos.

fra miquel dijo...

Pues yo ya voy por la variación 14 de la versión 1959.
La verdad, no sé comparar la del vídeo y ésta de 1959, y la primera de 1955 no la encuentro :(
En todo caso. Ver a Gould tocando me hace sentir mas la música. Transmite sentimientos, también con su forma de moverse...
Muchísimas gracias queridísima FREIA, por este regalo.
Creo que después de escuchar a Gould me pondré las Variaciones por Jaques Loussier Trío, que también fue un precioso regalo suyo de usted. Y que nunca le agradeceré lo suficiente habérmelo hecho :o)
Besos, desde la ciudad condal.

Anarkasis dijo...

vagando la seguda seriE 19chincochinco
friyendo empanadillas mientras tanto..

Charles de Batz dijo...

Para mi, un beatnik de la clásica, adelantándose en alguna que otra década a lo que acabaría por generalizarse. Al glen glóu mis pocos conocimientos de esta parte de la música le han reservado un rinconcito muy especial desde hace tiempo. la que más la primera, como más desilachada.

Menos mal que iba a ser breve que si no...

Mucha salud

Anarkasis dijo...

yo tenía, tengo, la ochentaychantos enemepe3
y andiluego de escuchar la chincochinco, parece que caballea menos, el ritmo es más seco, a tempo, pero también caballea, aunque en distintas partes
como me va a preguntar que de qué coño hablo...mesplico a la mia manera

es eso de anticiparse al toque final en un compas o retrasarlo, como de "aburrido" de tocar en que intentas sacarle un toque nuevo que no tiene, porque simplemente cambia el paso del compas.. en el llasss está muy bien visto.
también cambia la velocidad tocando las variaciones las lentas la vuelve rápidas y la rápidas más lentas, es una manera bastante vulgar de hacerlas "diferentes"
Bueno, que en todas me ha parecido bien Glen, desde luego le tiene tomado el aire al JsB
Un gran abrazo. Al conde no, que me pellizca.

Freia dijo...

Discúlpenme el retraso en la contestación a sus comentarios, pero es que últimamente ando de cabeza liada en un montón de cosas y la falta de tiempo me agobia un poquito. Sé que sabrán disculparme.

Devaneos...

Mi buen Peter P., como ve hubo modificación y ahora aparecen las tres versiones de las Gould. Espero que el excesivo peso del blog nos les impida abrirlo con relativa facilidad.
Lo de mezclar a Todorov nunca ha sido bueno... claro que a palo seco puede que sea todavía peor...
Por lo que respecta a melancolías otoñales siempre hay buenos y fáciles remedios: 2 comprmidos de Haydn, en ayunas y nada más levantarse. 1 cápsula retard de Rossini a la hora del almuerzo y dos inyecciones de Mozart directamente en vena para media tarde y noche. Verá cómo no le vuelven a atacar de forma intempestiva las nostalgias octubriles.

Un beso bien bien fuerte, querido.

Fackel

MI querida antorcha. Sabe que siempre es querido y apreciado en este salón decadente, venga Vd. o no disfrazado de anónimo.
No es mal regalo el de las Variaciones Goldberg de Gould, no señor. Creo que le entiendo bien pues para mí Gould también representa muchas cosas.
Y todavía le doy más la razón en lo relativo a la forma de acercarse al arte o, mejor dicho, de dejar que el arte se acerque a nosotros. Henry Bergson sostenía que había que situarse delante de un cuadro sin conocimiento o prejuicio previo y dejar que éste nos inundara sin más. Dejar que el sentimiento afluya de forma exclusiva o muy por encima del conocimiento es algo que todos deberíamos practicar de tanto en tanto.

Confío en que todo vaya bien por allí. Un abrazo muy, muy fuerte, querida antorcha.

Freia dijo...

Isabel

Querida costurera, perdón por pasarme tan poco por su blog últimamente. Ando a la carrera y sin tiempo para nada.
El verano fue espléndido. Estoy intentando poder sentarme con tranquilidad a escribir sobre ello. A ver si hay suerte y les doy un poquito más la lata.
Eso sí, cada semana procuro guardar un rato de serenidad para la costura y las labores. Me devuelven la tranquilidad necesaria.

Un abrazo seguido de muchos besos.

Fra Miquel

Mi buen pater. Como habrá podido comprobar, al final colgué también la versión de 1955. Confío en que no acaben aborreciendo Vds. las Goldberg porque nada estaría más lejos de mi intención.
Y sí, jejeje, yo también escucho las Goldberg de Loussier de tanto en tanto. Me siguen gustando a pesar de que -de ésa sí- digan auténticas herejías.
Y hablando de regalos, tengo yo uno que uso 3 veces por semana y que es oro líquido en crema proveniente de la mismísima África. MI rostro y yo misma se lo agradecemos profundamente.

Un petó i una abraçada ben grands, Miquel.


Freia dijo...

Charles de Batz

Mi buen Charles, jajajaja, efectivamente... menos mal que iba a ser breve.
Me ha gustado esa definición de beatnik referida a Gould y, mucho más todavía, lo de versión deshilachada. Creo que para muchísimas personas ha supuesto mucho. Y yo sigo insistiendo, aunque no fue el primero, en la importancia de desvestir a Bach de todas aquellas interpretaciones románticas para dejarlo desnudo y en purito esqueleto.
Confío también en que los tres estén bien por allá. Que el tiempo dedicado a menesteres imperiosos no le reste excesivas posibilidades de disfrutar de su ciudad con ellos.
Dele un beso a la ilustre dama y un besín en el ombligo al piratuelo explorador.

Anarkasis

Querida, cada día que pasa la adoro más...

Creo que, finalmente, me he aclarado más con el propio término "caballear" que con su explicación, jajaja. Porque, lo cierto, es que me he perdido con la marcha atrás y la marcha adelante. Imagino que no habla Vd. de la síncopa, de modo que vamos a tener que quedar a tomar unos manhattans o unos singles -en mi caso- para que me lo explique convenientemente.
Jajajaja, le confieso que me ha encantado lo de chincochinco, para referirse a la mítica grabación. Vd. sí que es afortunadamente heterodoxa, querida.
Sí, parecía que le gustaba el viejo peluca al canadiense. Pero tiene interpretaciones de otros compositores que a mí me pirran.

Un besazo muy muy fuerte querida. Otro beso para sus amantes y confío en que me contará largo y tendido sobre su viaje a Roma. Por lo que he leído en su blog agotó a todos ellos y se pegó con el personal de los Museos y Sitios declarados de interés internacional, soldados romanos de espada de plástico y "panza schifosa" con que se toparon Vds. a la puerta del Colosseum.

Isabel Barceló Chico dijo...

Una entrada completísima, propia de quien, como vd. está entregada en cuerpo y alma a la música. Me dejo esas variaciones Goldberg con las imágenes para seguir escuchándolas un rato.
Espero que ya se hayan terminado las peleas con los sistemas informáticos y todo, en eso y en los demás campos, haya recuperado la paz. Besos, querida amiga y gracias por esta música subyugadora.

Freia dijo...

Mi querida Romana, qué gusto sentirla ya restablecida del todo y en plena forma de publicación. La imagino ya algo relajada después de la tarea correctora. Ni se imagina las ganas que tengo que ver a mi querida vestal en letra impresa. Y, por supuesto, de que Vd. me lo dedique.
Parece que el sistema operativo se va dejando. Es muy intuitivo, pero el paso de PC a Mac a veces tiene tropiezos pequeñitos en el editor de vídeos. No siempre se deja porque hasta que he conseguido que me acepte ciertos formatos... En fin, espero que dentro de poco pueda ver el resultado en forma de húmedo, salado y azul vídeo.

Un abrazo muy fuerte, querida Isabel.