Un regalo de Sergio Astorga

miércoles, 22 de mayo de 2013

¡Feliz cumpleaños, don Ricardo!












Doscientas primaveras, mi buen amigo...

Quién le iba a decir a doña Johanna Rosine Paetz de Wagner que su noveno vástago, ese que estuvo a punto de morírsele un par de veces por enfermizo y debilucho, iba a ser felicitado por medio mundo tanto tiempo después. Y digo por medio mundo porque el otro medio lo odia con la misma vehemencia con que los primeros lo admiramos.

Ya, ya sé que no tuvo Vd. nunca muy claro si era hijo de su padre legítimo o "del otro", el que lo mantuvo y educó durante muchísimos años, pero eso no le daba derecho a obsesionarse con el asunto de tal forma que es que no hay ópera en la que el temita paterno-filial no salga a relucir. Anda que no le dio a Vd. fuerte... Pero no voy ahora a desviarme del asunto, que lo que doña Juana tuviera o no con Luisito Geyer antes de la muerte de su cónyuge Carlos Federico es algo que ella solita conocía y tampoco tenía por qué contárselo a nadie, qué caramba. Eso sí, si llega a saber la perra que le entró a Vd. con el enigma de marras, seguro que le habría sacado de su duda existencial... por no oírle.

Mire, no voy a contar aquí y ahora su vida. Es algo que todo el mundo puede consultar en cualquier libro sobre la historia de la música o, si me apuran, incluso en la wiki. Hay especialistas que lo hacen muy bien. Yo le escribo hoy exclusivamente para darle la enhorabuena por haber llegado hasta aquí tan vivo, tan actual, tan fresco en muchos sentidos...

Pero no crea por ello que le voy a bailar el agua más de lo estrictamente necesario. Mire, hay cosas de su vida que me impresionan y que admiro y otras que directamente me horrorizan, ¡qué le vamos a hacer! Adoro su obra integral, ese ensemble originalísimo y único de poesía y música, de recopilación histórica o legendaria... Disfruto de lo que de eterno, inmortal, apasionado, romántico, sublime hay en el alma de sus óperas. Pero por lo que respecta a su forma de pensar y de actuar y vivir está Vd. lleno de luces y de sombras y algunas de estas últimas son muy pero que muy alargadas. Y sí, ese amor-horror es contradictorio, lo asumo, pero ello no representa para mi el menor obstáculo, óbice ni cortapisa en lo relativo a que me guste su obra a rabiar... Con ese eterno alargarse que algunos no soportan, con esa belleza extrema que puede hacer ascender a quien escucha a una especie de éxtasis de oreja supremo.  

Pero Vd. no era un santo, querido. Al principio, mucho dárselas de revolucionario y de tener que vivir en el exilio después del numerito de Dresde pero, ¡por doña Juana que lo trajo al mundo! acabó Vd. pasándose al extremo contrario, no sé si por culpa de las comeduras de coco de su primero amigo y luego detractor virulento, don Federico el de Dios ha muerto, o motu proprio, pero se atrevió a escribir y sostener algunas cosas relativas al pueblo hebreo y la superioridad de la raza aria que ¡válgame san válgame bendito! por muchas tergiversaciones y salidas de contexto que hayan sufrido sus palabras, que haberlas también las ha habido y muchas.

Vera Vd., se asombraría de saber hasta qué punto hoy en día muchas personas se sentirían identificadas con su persona cuando, inicialmente, denunció la usura que practicaban en su sociedad y con las clases más desfavorecidas los banqueros judíos -nosotros sentimos exactamente lo mismo por las entidades financieras  actuales y quienes las dirigen-. Pero eso le hizo derivar después a posturas que no tienen la menor justificación. Es racismo puro y duro y, qué narices, don Ricardo le cogió el gusto a la cuestión. Y no, señor mío, NO, con mayúsculas. Ya, ya sé que para su ilustre cabeza eran compatibles la república y la monarquía y defendía ambos regímenes políticos y además lo hacía con absoluta honradez y totalmente convencido; el problema es que lo de la ideología acabó yéndosele de las manos, me lo reconozca Vd. o no.

En lo que me da su ilustre persona una envidia verde y totalmente insana es en lo que respecta a su relación con el sexo opuesto. ¿¡Qué les daba Vd., señor mío?! No me atrevo a afirmar que fuera su boina, su corbata de lazo, su encanto personal o que le iba la marcha... pero el caso es que las tenía loquitas a todas: la actriz con la que se llevaba a matar pero que en el momento de la verdad lo defendió a capa y espada, la damisela cónyuge del ilustre y muy rico comerciante en sedas o la hija del compositor y esposa del director de orquesta que pasaría a ser su segunda mujer. Eso por citar solo a las oficiales y más conocidas; de las otras mejor ni hablamos, ¿no? Es más, segura estoy de que si se hubiese animado Vd. a venir -cuando lo hizo el que más tarde sería su suegro- a esta vieja piel de toro y frecuentar sus  aristocráticos salones, alguna que otra condesa pizpireta y consentida le habría tirado los tejos sin el menor arrebolamiento de mejillas y entre frusfrús de sedas y encajes azules.

Y nos queda el tema del nacionalismo, Herr Wagner. Peliaguada la cosa, ¿verdad? Pues sí, porque aquí es donde sus detractores lo han vapuleado de lo lindo, muchas veces sin tener razón más que a medias y en algunos casos, incluso, sin la menor idea porque tampoco se han molestado mucho en pararse a pensar que los nacionalismos alemán e italiano de mediados del XIX nada tienen que ver con los actuales, sean balcánicos o de los otros.  Porque no es que yo sea una experta en la materia, ¡el Walhalla me libre! pero sí que creo que en muchas ocasiones se han mezclado churras con merinas. No señor; a mi modesto entender no tienen nada que ver aquellos dos nacidos en medio de la vorágine del romanticismo, como consecuencia de una unificación deseada durante siglos y los de ahora, por no hablar de otros todavía mucho más peligrosos de mediados de los años 30 del siglo pasado y que algunos se empeñan en considerar herederos directos de aquel con el que Vd. se comprometió tanto. Y sí, me estoy refiriendo al nacional catolicismo de por aquí o al régimen nazi que asoló su país durante demasiados años y cometió el que casi con seguridad es el mayor genocidio contra la Humanidad y uno de los capítulos más sangrientos y vergonzosos de la Historia.

No quiero decir con eso que ese rebuscar en historias medievales -tan del gusto de la época por otro lado- no se le desbocara también. Una cosa era investigar en antiguas leyendas germánicas, nórdicas o fundamentalmente grecolatinas y crear una saga que narrara proezas de héroes con la que identificar ese recién nacido sentimiento alemán y otra muy distinta ese tufillo de superioridad que desprenden algunos textos de su corpus operístico, bellísimo por otro lado. Pero mire Vd. por donde aquí me indigna, tanto o más que su postura, la de los que le acusan de ser Vd. nada menos que el germen del nazismo... ¡Ahí es nada la cosa! Como si Vd., que murió 50 años antes de la irresistible ascensión de Arturo Ui, tuviera la culpa de que Hitler y su séquito de asesinos hicieran de su música el emblema, el estandarte y uno de los más evidentes símbolos de su execrable régimen. Y no, a cada cual lo que le corresponde. Y es que no deja de ser casi siempre un análisis pacato, ajeno, maniqueo, interesado, sin el menor rigor, unilateral y muy, muy falso de su obra e incluso de su pensamiento. No puedo remediarlo,  me sigue alterando muchísimo. Amén de que intentar contrarrestar por medio del diálogo esa opinión tan generalizada suele ser siempre algo baldío y estéril, con el agravante de pasar por poco "correcto". No es la primera vez que alguien zanja la discusión tildando al contrario -esto es, a mí- directamente de nazi. Así, sin anestesia.

Lo que me consuela es saber que grandes pensadores o artistas sienten ante sus personajes, su música, su poesía la misma contradicción que yo experimento al verlos o escucharlos. Personas nada sospechosas de filonazis como Thomas Mann expresaban su perplejidad por la "evolución ideológica" del de Leipzig al tiempo que se confesaban profundamente enamorados de sus obras. Un judío argentino, Daniel Barenboim, es en la actualidad y a mi parecer uno de los mejores directores wagnerianos que han existido.

Pero ya no le molesto más. Ni a su ilustre persona ni a mis lectoyentes, que estarán un poco ya hasta el moño de tanto Wagner. Porque, encima, seguro seguro que hoy no van a sentirse muy cómodos con la música que vendrá a continuación. Es que son muy "verdianos" casi todos, ¿sabe Vd.? -como si la música de dos enormes compositores de la talla de Vds. pudiera ser incompatible- y se niegan a abrirse de orejas y escuchar abiertamente lo que el alemán que, seguramente después de Beethoven más ha influido en la evolución musical de todos los tiempos, nos legó. Ha llegado pues el momento de la despedida.

Desde luego no llegaré a celebrar su 250 cumpleaños. A lo más, a lo más y con suerte, los 150 años de su muerte (y no está nada claro, como que no me veo yo ya). Por eso quiero cerrar esta larguísima misiva deseándole todos los éxitos y los Grammy del mundo  -que se los merece- y que su música pueda por fin ser disfrutada en Israel, por ejemplo. Pero sobre todo quiero terminar dándole las gracias por su legado. Ni se imagina hasta qué punto sus personajes me ayudaron en tiempos difíciles, hasta qué límites me he emocionado con su música y sus poemas, hasta qué extremos me ha enorgullecido la admiración y el respeto que le profeso.

Con todo mi afecto pues,

Paz Juan Robledo

PS Vaya haciéndome un huequito pequeño en el Walhalla para cuando me toque entregar la cuchara...  así como de metro cincuenta y siete.
Y dígale a Johann Sebastian que no remolonee y tire de los restos de polifonía que le quedaron de temporadas pasadas, que yo no sé estar sin música ni en el mismísimo infierno.



R.Wagner (1813-1883). Oberturas, fragmentos, escenas. Orquesta Sinfónica de la NDR de Hamburgo. Hans Knappertsbusch, director. Grabado en Hamburgo, el 24 de marzo de 1963. Thara, 1995. 
1) El idilio de Sigfrido
2) Preludio y muerte de Isolda. Tristán e Isolda. 
3) Preludio del acto I. Los Maestros Cantores de Nürnberg.  


14 comentarios:

emejota dijo...

Querida un placer enorme leer tu disertación wagneriana. Has estado sembrada, un disfrute, repito
Ahora me voy a la anterior entrada donde dejé un comentario pero los trolls de blogger se lo llevaron, o sería mi pésima conexión Bssss.

Sergio Astorga dijo...

Condesa, festejo a Don Ricardo. Como usted sabe cortando y remendando dibujos para la Rua Bombarda. Me tranquilizan los metales y el melodrama lo dejo llegar sin angustia.

Levantemos el oboe de homenaje.

Abrazos Isoldables.

Anónimo dijo...

Puedo esperarlo?
Os parece Holda
Realmente digna del rescate?

Lo es y por lo que a usted corresponde, el rescate es es doble: primero, por traernos a sus páginas un homenaje tan sentido como hermoso; segundo, por apostolar su obra a un cascarrote como éste que le escribe, que tras leerse "El anillo del nibelungo", ha empezado a abrir sus duras orejas a la música que le puso el señor Ricardo.

Hermosa anotación, si señora. Escucharé un poquito del Tristan e Isolda antes de dormir en homenaje.

Salud!

Anarkasis dijo...

No se... me parece que a éste y al anterior siglo don Richard no le debe nada, al revés si, en el peor de los casos malinterpretamos sus emociones y nos fuimos a donde él no nos dejó escrito en ningún sitio que había que ir, es nuestro problema, nunca suyo.
Es solo música emocionante extrema, y nos la dejó gratis. Por ello muchas gracias don Richard, y a usted, querida condesa por dejarnos correr esas fuentes elegidas
Un fuerte abrazo

Alejandra Sotelo Faderland dijo...

Por acá diriamos que fue un tipo jodido, de esos que uno no quiere tocar ni con un palo.
Dejó una obra musical magnífica, pero muchas de sus palabras tuvieron un uso nefasto, y el uso oficial de esos personajes de los años 30 lo mancharon tanto que hace el 50% de la gente lo odie....
Y de mi parte, por lo que sé a las damas no las trataba muy bien que digamos, debería ser un as en el lecho, pero en trato dejaba mucho que desear.

RGAlmazán dijo...

Mi querida condesita, como se nota su germanofilia, y que conste que no la acuso de nada, que ya nos conocemos. Wagner fue un gran músico, negarlo sería negar la evidencia, pero como persona, por lo poco que sé, dejó mucho que desear.
Sin duda, le ha hecho usted un gran homenaje y muy explícito. Lo mejor del personaje, ser un músico excelente.

Salud y República

NáN dijo...

Del aire, el más puro. Del cerdo, todo. Y del autor, la obra, que los hay muy buenos pero de vida y pensamiento muy correosillos. Y no nos vamos a perder lo otro por lo uno.

A sus pies, Condesa.

Paz Juan Robledo dijo...

Emejota

Siempre le parece bien lo que digo y además se divierte con la forma en que lo hago. Voy a nombrarla, querida, lectoyente del mes. La adoro.
El otro comentario ya salió y acabo de contestarlo.
Un abrazo muy fuerte.

Paz Juan Robledo dijo...

Sergio

Mi querido abarrotero. Confío en que L'Arpeggiata le dejara terminar ayer los textos y presentaciones de su exposición...

Creo que Vd. también va a ser candidato al lectoyente del mes. No deja de resultar muy gratificante que siempre escuche la música que aquí le traigo. Es Vd. mi oyente más fiel.

Y quizá los Maestros Cantores le hayan podido inspirar alguna acuarela hermosa de esas que sólo Vd. sabe hacer.

Un abrazo valquiriano.

Paz Juan Robledo dijo...

¡Aysss, el oro del Rhin y la frívola Freia que es incapaz de sentir la menor piedad por el amor de Fasolt...

¡No sabe la alegría que me da, mi buen caballero! Estoy en vías de conseguir un wagneriano para la causa... ¡Bieeen! Fuera ya de bromas, espero de corazón que la música del otro de Leipzig le llegue a sonar tan hermosa como a mí

Un abrazo desde un Greco, al que estoy escudriñando mientras coso estos comentarios.

Anarkasis

¡Ay, querida! y yo que esperaba que se mofase Vd. de Ricardo el emboinado...
Pues creo que la música de Mahler, Schönberg y el siglo XX le deben bastantes cosas, sí. En todo caso, creo que no hay músico que inspire sentimientos tan encontrados como él. Es de los casos en que el personaje puede al compositor. Y no deja de ser terrible.

A ver si nos vemos querida, que echo de menos a sus amantes. Un beso y un abrazo fuertes.

Paz Juan Robledo dijo...

¡Aysss, el oro del Rhin y la frívola Freia que es incapaz de sentir la menor piedad por el amor de Fasolt...

¡No sabe la alegría que me da, mi buen caballero! Estoy en vías de conseguir un wagneriano para la causa... ¡Bieeen! Fuera ya de bromas, espero de corazón que la música del otro de Leipzig le llegue a sonar tan hermosa como a mí

Un abrazo desde un Greco, al que estoy escudriñando mientras coso estos comentarios.

Anarkasis

¡Ay, querida! y yo que esperaba que se mofase Vd. de Ricardo el emboinado...
Pues creo que la música de Mahler, Schönberg y el siglo XX le deben bastantes cosas, sí. En todo caso, creo que no hay músico que inspire sentimientos tan encontrados como él. Es de los casos en que el personaje puede al compositor. Y no deja de ser terrible.

A ver si nos vemos querida, que echo de menos a sus amantes. Un beso y un abrazo fuertes.

Paz Juan Robledo dijo...

Alyx

Por eso es para mí un personaje con tantas sombras, a pesar de sus luces.

Por lo que respecta al tratamiento a las damas, por lo que llevo leído desde hace bastante, fue más bien una leyenda negra que no se corresponde con la realidad. Fue acusado de dejar en la misería a su primer mujer y fue ella misma quien salió en su defensa, demostrando que jamás había descuidado su manutención. Además, en el caso de ella, la "traidora" primera fue ella y no él.
Ya ve, con toda la fama que tiene Picasso éste sí que las trataba bastante peor. Era un auténtico maltratador emocional.
No, yo creo que eso pertenece más bien a una falsedad de la leyenda negra wagneriana. Excluyendo, por supuesto, que en el siglo XIX el comportamiento del 99% de los hombres y de un tanto muy elevado de las mujeres era absolutamente machista. Claro. Pero sus personajes femeninos tienen altura. Su Senta del Holandés Errante o su Brunilda del Anillo son algo más que meras heroínas que salvan a sus amantes por el sacrificio y la redención del amor. Son personajes fuertes, que saben lo que quieren e independientes. Yo, al menos, lo veo así, siempre dentro de que andábamos a mediados del XIX, claro.

Un abrazo bien fuerte.

Paz Juan Robledo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Paz Juan Robledo dijo...

Rafael

Mi buen Rafael. Le prometo, como compensación, una entrada el 10 de octubre, cuando sea su adoro don Giuseppe el que cumpla años. Pero tampoco en él son todo luces, no crea.

En todo caso, fueron excelentes los dos.

Un abrazo y gracias siempre por estar.


Nàn

Yo también llegué a esa conclusión hace muchos años, Nano. Cuando supe que Goya era un asqueroso arribista medrador, Picasso un maltratador de mujeres y Borges... era Borges.
Disfruté en tiempos con la llamada literatura fascista italiana y lo reconozco abiertamente. Y Vivaldi... me da a mí que se beneficiaba a las muchachas descarriadas a las que daba clase de música, entre fusas y corcheas... El Greco era avaricioso hasta dar asco y Velázquez no consiguió ser pintor de cámara solo por su cara bonita y por pintar bien...
Me temo que los seres humanos que respiraban detrás no estaban a la altura de sus obras pero eso no impide disfrutar de su obra. Al menos a mí.

Y, por supuesto, de acuerdo en lo relativo al aire y al cerdo.

Un abrazo muy fuerte. Tengo ganas de verle. A ver si los ensayos me dan alguna tregua.