Un regalo de Sergio Astorga

jueves, 4 de diciembre de 2014

Variatio Pacis IV: Ite, missa est




Juan de Flandes - La Crucifixión (detalle). Óleo sobre talla. Museo del Prado. Madrid.
 (Fotografía de Paz Juan) 




¡Jesús, Jesús, Jesús! Eso quisiera yo, que hubiese terminado. ¡Qué largo lo está haciendo este hombre!... ¡Y qué aburrido!... Y con el calor que hace en esta capilla.

Nunca he llegado a entender bien del todo por qué mi hijo contrata a gente así en el negocio ese que tiene a medias con su padre y la paloma de marras. Me parece que voy a tener que empezar a hacer uso de mis galones y tirar de mi cargo, que no en vano soy "Intercesora en jefe", para hablar con él de una vez por todas.

¡Gensanta (moi)! ¡Qué pesado! Adormece más que un discurso de don Mariano el registrador de la propiedad... Y total, para no decir nada tampoco... Tengo que convocar una reunión urgente con mi hijo porque con empleados como este se les vacía el chiringuito de San Pedro en menos que canta un gallo (jijijiji) o en un decir amenjesús.

Y ¡hala! ¡A seguir soportando la homilía..!

Y por si fuera poco mi estilista se ha cubierto de gloria. Ya, ya sé que estamos en Diciembre y hace un frío de bigotes, pero es que aquí dentro estamos a 32º Celsius y digo yo que podía haber tenido un poco más de ojo en la elección de mi vestuario. En una palabra, que se ha lucido el modisto. No me digáis que no podía haber elegido el modelo Botticelli o Filippo Lippi, ligero y de lino suave y fresquito. O todo lo más algún modelo alemán, un Lucas Granach vintage, por ejemplo... Pues no,  el señor se ha decantado por un diseño exclusivo, híbrido entre lo hispano-flamenco de Juan de Flandes y lo españó-españó de El Greco. Recio paño palentino para el vestido rojo y el manto azul y encajes holandeses que me hacen cosquillas.

Si lo que me imaginaba. El sarampión malayo me va a entrar como este buen hombre no acabe pronto. Si al menos hubiésemos llegado a la consagración, al ponerme de rodillas se me airearía un poco el manto y dejaría de sudar como lo hago.
Porque no vean lo difícil que es mantener el tipo cuando acudes en representación del jefe e individuos como éste abusan de tu paciencia de forma despiadada e inmisericorde. Eso sí, todo hay que decirlo, con mucho fervor.

Con lo fácil que es hacer una misa ligerita, alegre y delicada como mi viejo y querido don Gioacchino. Segurísima estoy de que los rankings y las shares se dispararían y las audiencias subirían notablemente, amén de que los niveles de negocio se incrementarían en proporción geométrica. Palabra de mater amantissima.

Siempre he estado en contra de ello y abogado por su ilegalización radical, pero... Sacre-bleu!, como este tío tarde dos minutos más en terminar el discurso, por mi santa madre Ana que le exijo a mi hijo que monte un ERE y lo deje en la calle.
¡Hombre, por diox, es que no hay derecho!



G.Rossini (1792-1868) Petite Messe solennelle. Gewandhausorchester,  GewandhausChor y Chor der Oper Leipzig. A. Pendatchanska, soprano; M. Custer, mezzo; S. Secco, tenor; M. Palazzi, bajo. Riccardo Chailly, director. ZDF, 2010. Vídeo vía La Casa di Davide



¡No conoce este a la Sobrecogida!

3 comentarios:

Anarkasis dijo...

hoy me he detenido ante otro Juan de Flandes en el thissen, (estaba hasta arriba)
no le recomiendo los impresionistas americanos
y a ver si a cachos me embuto esta misa
me alegra que retorne con este miserere entierro juas
Un abrazo

emejota dijo...

Ya?????
Un placer leer esta mezcolanza crítica de humor y sagacidad.

Freia dijo...

Anarkasis

Querida, tengo toditas las exposiciones por ver. A ver si
llegan las vacaciones y me da tiempo a ver algo, que voy como puta por rastrojos y sin tiempo para nada.

Millones de besos.

EMEJOTA

Escribí esta entrada hace muchos años para un blog de música en el que colaboraba. He decidido ir rescatando los textos poco a poco y traerlos aquí que para eso son míos.

Un fuerte abrazo y miles de besos también.