Un regalo de Sergio Astorga

miércoles, 24 de diciembre de 2014

Variatio Pacis V: Duerme, mi amor






Claro, era ineludible. Esta vez no ha hecho falta que nadie me llame a capítulo. Me toca. Estamos en Nochebuena. No, no me haré la remolona. No me gusta la Navidad ni sus fastos y boatos pero me gusta, y mucho, la música que se creó para celebrarla.

Pero con todo mi descreimiento actual a cuestas, puedo asegurar que desde mi infancia guardo un gusto especial por el tema de la Natividad o el de la Epifanía. Acostumbro a pasar horas y horas delante de cuadros de Vírgenes con Niño o Adoraciones de los Magos y me pirran los belenes. No esos de ahora, comprimidos en bombillas o cacharros de barro, reducidos a un apretujadísimo Misterio donde ni la mula ni el buey caben. No, no. Hablo de belenes extensos y barrocos, a la napolitana. Diseminados a lo largo de metros y metros de falso musgo, con sus casas de corcho, el castillo de Herodes, el riachuelo de papel de plata y los polvos de talco a modo de nieve. Con castañeras bigotudas, ovejas, perrillos, cerdos, gansos o gallinas. Y con la posada, el molino y el portal. Cientos y cientos de figurillas en miniatura, enmarcadas en un paisaje irreal y envueltas en papel de plata azulado, lleno de estrellas a cual más enorme.

Por esa razón hoy os traigo una pieza del Oratorio de Navidad de J.S. Bach, especialísima para mí. Podríamos hablar largo y tendido sobre el tipo de composición, la tonalidad empleada y los paralelismos y autoplagios que contiene pero, seguramente, le quitaríamos todo el encanto. Además, yo tampoco soy la persona más indicada para hacerlo, os lo aseguro. Cedámosle el honor de los datos técnicos a otras bitácoras y dejémonos llevar simplemente por la canción de cuna que una madre recién parida le dirige a su niño. Sigamos ese cordón finísimo, mucho más sutil y poderoso que el umbilical, que sigue uniendo a dos seres profundamente necesitados el uno del otro. Y escuchemos a la Virgen cantar sottovoce:


J.S. Bach (1684-1750) - Schlafe, mein liebster (Duerme, mi amor) Oratorio de Navidad. St. Martin in-the-Fields. Philip Ledger, director. Janet Baker, contralto. Teldec, 2000.


Schlafe, mein Liebster, genieße der ruh,
Wache nach diesem vor aller gedeihen!
Labe die brust, empfinde die lust,
Wo wir unser herz erfreuen!

Duerme mi amor, disfruta de tu sueño.
Ya velarás por la salvación de todos.
¡Alegra el alma, experimenta el gozo
allá donde nuestro corazón se regocija



Es inevitable durante estos días llenarnos de buenos propósitos para con nosotros y mejores deseos para los demás. No se pueden eludir por más que uno lo intente. Ni yo lo pretendo. No me resistiré entonces a ellos.

Para los creyentes pues, que la fuerza de su religión os dé energía y os conforte. Para los descreídos que, al menos, la belleza os envuelva y aprovechéis para disfrutar de amigos y familia. Estoy segura de que a unos y otros la música os alegrará el ánimo y os llenará el espíritu de serenidad y armonía.

Y que la magia de Bach esté con todos nosotros...


4 comentarios:

anarkasis dijo...

Coro de niños de la Capilla Real de Madrid - CBA
Solistas de la Capilla Real de Madrid
Coro de niños de la Comunidad de Madrid
Delirivum Música Antigua

Esta tarde me voy a pegar un chute de coros, y así de preparación, me voy a dejar tolamañana al bach de fondo.

Un gran abrazo Paz.


Freia dijo...

La noto muy acoralada, querida.
Espero que se lo pase Vd. de fábula y que el viejo peluca no se le atragante.
Y un gran abrazo también para ti, Anarkasis. Y para todos tus amantes, faltaría más.

PeterP. dijo...

Y bien bonita que es la música para celebrar la navidad... Totalmente de acuerdo con usted, aun a 3 de febrero.

Gracias por el archivo musical, me llevo mucha sabiduría del blogger.

Un beso y hasta siempre, por Segovia, Madrid, Barcelona o qui sap on.

Siempre a sus pies,
PeterP.

Freia dijo...

Me entristece mucho despedirme de Vd., que lo sepa.
Mucho, mi buen Peter P.
Hasta el fin del mundo iría yo si Vd. me lo pide.

Siempre a los suyos.