Un regalo de Sergio Astorga

domingo, 26 de junio de 2016

Siete: Atropello y premura pero nunca silencio






Querido Manuel:

Cómo me habría gustado preparar este post como otras veces: con mimo, nostalgia y añoranza. Elegir con tiempo y cuidado las imágenes, la música, los recuerdos... Pero esta vez hago un simple hilado de palabras para acudir de nuevo a mi cita contigo, en esta misma fecha desde hace siete años.

Perdóname la prisa, la premura, el atropellamiento torpe. A pesar de todo, estoy segura de que te habrían alegrado las razones que me llevan a ellos.

Han pasado tantas cosas públicas que raro es el día en que no me pregunto qué habrías escrito, pensado, dicho, hablado acerca de lo que sucede en esta decrépita Europa que cada vez siente más asco de sí misma o de lo que sufre o sueña la vieja piel de toro.

Pero extraño también es el día en que no busco tu imposible consejo sobre mi propio andar. A menudo me sorprendo preguntándome qué escribirías, pensarías, dirías, hablarías de esta vida alocada y llena, casi casi feliz, que me he buscado últimamente.

Echo tanto de menos tu voz al teléfono, tus palabras escritas, tu humor, tu loca sensatez, tu vida, que el consuelo nunca termina de llegar del todo. Tu ausencia escuece, aunque lo haga a poquitos. Tu no estar y no ser desazonan y enfadan por lo injusto.

La tarde hoy será larga y llena de teatro, como casi todos los días. Pero al volver me espera una Gilda cuidadosamente guardada desde ayer. Aunque no haya Donosti, ni Vallés o Gándara. Una Gilda y un vermú nocturnos para brindar siempre por ti, por lo que fuiste y eres... Ya ves, contradicciones. El viejo y pesado Sartre decía que uno sigue vivo apenas mientras los otros lo piensan. Así que en mí estás vivo, cómplice, curioso, bienhumorado... amigo siempre.

Y esta vez suena en tu nombre ese Bach luminoso que se salvaba del olor rancio a incienso que tanto aborrecías. El Bach más íntimo. El más bello. Para que el silencio, a veces precursor incómodo, no propicie el olvido en tanto siga viva.

Te quiero.



J.S.Bach (1685-1750). Seis suites para violoncello solo. BWV 1007 a 1012. Nikolaus Harnoncourt. Tocadas con un cello Castagneri de 1744, excepto le suite N6, con un , mediados del XVIII. Emi, 1965. Vía Ciaran Goyvaerts

4 comentarios:

emejota dijo...

Persona afortunada por ser su amiga.
El vídeo magnífico sonido.

María dijo...

Yo me acuerdo de él cuando le pongo un título a mis entradas. Siempre lo decía: El título es la mitad de la entrada...
¡Siete años!
En fin, así es la vida.

Besos condesa

Paz Juan dijo...

Yo sí lo soy de haberlo sido suyo.

Paz Juan dijo...

Siiiiií! Yo también me acuerdo mucho de eso.