Un regalo de Sergio Astorga

viernes, 4 de septiembre de 2015

Bajo el sol que dora los membrillos



J. Sorolla y Bastida (1863-1923) - Rocas de Jávea y el bote blanco. Óleo sobre lienzo. 62,5 x 84,7 cms. (1905). Museo Carmen Thyssen. Málaga.

Dicen que septiembre ya no es verano. Lo han decidido unos señores muy sesudos llamados climatólogos.

Y qué más me da. Para mí septiembre es descanso, luz, cobijo. Septiembre es amigo, es búsqueda, es serenidad construida paso a paso por "mi" pequeña cala de apenas un centenar de metros. 

Septiembre significa volar a casa, hacia el azul. Septiembre es el sol que acaricia y ya no quema. Son playas vacías y arena suave y templada en el cabo de Creus  y el de Gata. 

El mes de nombre más largo me traerá en un par de días el regalo de una mirada azul hasta donde se pierde la línea del paisaje. Y me dará la mano como cada vez que regresa -o que regreso yo a él- para decirme que ya no hay nada que temer, que todo está bien. Me esconderá para protegerme en pequeños recovecos de roca, agua invisible de puro transparente y reflejos.  Por muy largo, cansado o duro que haya sido el año. Y solo yo sé lo largo, cansado y duro que tal vez ha llegado a ser. 

Y la tramontana azul acudirá también puntual a su cita para soplar con fuerza y llevarse dolor, cansancio y hospitales, como cuando crea remolinos violentos y envuelve la punta Falconera.

Si la mar es propicia, saldremos de nuevo a navegar a vela y a hundirnos en las aguas profundas de la Jóncols molestando a doradas, salemas o lubinas. Y si el viento nos deja, doblaremos como cada septiembre el Norfeu, el más hermoso de los cabos. 

Me gusta oír ese nombre: septiembre. Porque me trae olores de ginesta, agujas de pino, salitre, iodo, algas o posidonias. Y me acerca a mis propios recuerdos y vivencias. Y me libera de todo lo mezquino, oscuro, turbio de mí misma y de los demás que me ha crecido en la espalda con un peso imposible a lo largo de los once meses anteriores.

Septiembre de risas, complicidades, reconciliaciones. Septiembre de hilos perezosos formando bordados tranquilos encerrados en el bastidor de madera. Septiembre de paseos ligeros y cálidos y de desnudarse física, mental y emocionalmente al aire, al viento, al mar. 

Septiembre bajo un sol que apenas dora los membrillos.



Y para este paréntesis tardoveraniego y mientras llega octubre con su deseada carga de cartera, uniforme, notas y libros nuevos por leer, les he traído una música curiosa. Habrán oído en otras versiones las originales y seguramente sean mejores en su mayoría. Pero él siempre ha sido especial en muchas cosas y a sus 74 años su voz, tocada en ocasiones, sigue teniendo la fuerza y la ilusión de sus inicios.
Solo que más cansada y más sabia. Como septiembre.

Disfruten de ella si les apetece mientras vuelvo y, como siempre, intenten ser felices. Que el otoño anda a la vuelta de la esquina queriendo hacernos la pascua. 


VV.AA. - Encanto del Mar: Mediterranean Songs (Canciones del Mediterráneo). Plácido Domingo, barítono solista. Chico Pinheiro, guitarra; Bridget Kibbey, arpa; Rhai Krija, percusión. Canciones de Serrat, Martino, Moustaki, Rodrigo, Merlandi, De Curtis, Rachel, Lama, Zeira, Obradors, Edide Martini y tradicionales andalusí, ladino, chipriota y catalán.  Acompañamiento de Barbara Fortuna, Jelena Ciric, Héctor del Curto. Sony Classical, 2014. 


3 comentarios:

Anarkasis dijo...

que los dioses le den buen mediterráneo, alargándole Septiembre
Un gran saludo

Freia dijo...

Pues sí, querida, nos dieron buen mediterráneo en el norte y el sur y tramontana limpiadora. Qué más pedir.
Ahora a empezar el último curso con ganas y energía.

Un abrazo fuerte.

Isabel Barceló Chico dijo...

Querida Paz, ¿puedes creer que me ha desaparecido tu e-mail? Ha cambiado el formato de outlook y no me aparecen un montón de contactos. En fin... Quería darte las gracias por tu felicitación por el cumpleblog y, además, preguntarte si te has fijado que a los pies de Dido, sobre el teclado asoma el piquito de la abubilla que me regalaste y que tengo siempre sobre mi escritorio. ¡La mantengo a salvo de Helena, que enseguida quiere apropiarse de todo! Un abrazo muy fuerte, querida amiga, y que sigas con tu amadísimo teatro.