Hace dos años escribí un texto para la revista Delirio. Ésta lo publicó algo más tarde pero yo nunca lo hice aquí, en las Variaciones. El tema sobre el que debíamos trabajar era Metamorfosis y me pareció muy apropiada la historia de Apolo y Dafne de Ovidio, después de escuchar unas escalofriantes estadísticas relativas a la violencia machista.
Aunque es un problema que todos tenemos muy presente a diario, ayer, una encuesta realizada a jóvenes españoles entre 12 y 18 años me puso nuevamente los pelos de punta. Una parte nada despreciable de nuestros muchachos cree que las chicas tienen que complacer a sus novios, que los celos son un acicate en el amor, que el hombre está para proteger a la mujer y que ésta debe, como compensación, doblegarse. Y, una vez fui capaz de reaccionar, pensé que lo estamos haciendo rematadamente mal en lo que a educación se refiere cuando ellos se sienten además tan orgullosos de ir proclamando semejantes barbaridades.
... y, una vez más, considero mi obligación utilizar el blog como plataforma para decir que ¡BASTA YA!
Y decir también que NADIE debe mirar hacia otro lado porque el sufrimiento y la sangre y la humillación y el dolor y la muerte de cada mujer que es maltratada nos atañe a todos, nos importa a todos, nos involucra a todos, nos COMPROMETE a todos
Cada vez que un hombre levanta la voz o la mano contra una mujer, cada vez que las deja caer sobre ella... En cada prohibición, cada insulto, cada humillación, cada maltrato emocional, cada silencio... Con nuestra inhibición de lo que sucede en la puerta de al lado, la casa de al lado, la habitación de al lado... En nuestra despreocupación por la educación en el colegio, la educación paterna, la educación audiovisual que los adultos del mañana reciben al respecto...
No se está haciendo lo suficiente para evitar una bofetada, una humillación, una paliza, un insulto, una muerte.
Y, aunque tímidamente, la cifra de asesinatos a manos de novios, compañeros, maridos, ex compañeros, ex maridos, ex novios ha disminudo, continúa siendo escandalosa, inmoral, asquerosa, horriblemente alta. No solo hay que gritar cuantas veces sea necesario ¡NI UNA MÁS!, es que entre todos tenemos que conseguir que esa maldita, cruel, odiosa cifra acabe siendo CERO. Por eso hoy es un buen día para recordar, para recordarnos que es VITAL que nos unamos para reivindicarlo y decirlo con voz bien alta, para ayudar a cualquier mujer maltratada en cualquier forma o manera, para tener la valentía de denunciar a quien sea culpable, para contribuir activamente en la educación de los jóvenes que tenemos cerca y alrededor... Y también para obligar a las autoridades, sean del tipo que sean, a que pongan más medios, más interés, más medidas, más voluntad, más dinero, más ganas en evitarlo y en educar a las generaciones que vienen detrás.
Porque es un problema DE TODOS y entre todos debemos ponerle solución.
¡BASTA YA!
¡NI UNA SOLA MUJER MALTRATADA, FÍSICA O EMOCIONALMENTE!
Por eso hoy les traigo este texto que nació de la rabia. Nunca escribí nada tan dual. Va de lo intimista a lo solemne, empieza hablando de lo cotidiano para elevarse hasta lo divino, asciende desde la época actual a la antigüedad. Trata de la mujer anónima y de la que es conocida universalmente, de la vejación particular que sufre la primera y la venganza incruenta y universal que ejecuta la segunda, del fracaso de la bonhomía y la razón pero también del triunfo de éstas sobre la sinrazón y la violencia. Tiene dos colores, dos formas de ser escritas, dos estilos diversos, dos tiempos verbales, en tercera y en primera persona. Me pareció importante hacerlo así para ir subiendo gradualmente de un nivel al otro de un relato bifronte en el que existe un haz y un envés, una cara y una cruz, pero siempre integrantes de las mismas hoja o moneda. Nació también fruto de la indignación y la impotencia. Hoy pienso que la indignación hay que potenciarla desde la lucidez y la cordura y que la impotencia puede desaparecer si nos ponemos manos a la obra YA MISMO.
Este pequeño trabajo es pues mi contribución a este 25 de noviembre que todos los años se nos hace dolorosamente actual y triste. Como un grito, una llamada de alarma, una lucha necesaria e inmediata.
Para mejorarlo ostensiblemente, les dejo con una exquisita cantata que sobre el mismo tema compuso ese alemán trastocado en británico que fue don Jorge Federico...
Pongan todo lo que puedan de su parte para soliviantarse con el texto, compensando con su buena voluntad las carencias de éste. Disfruten (no necesitarán esforzarse lo más mínimo) de la partitura de Häendel y sean, seamos muy conscientes de que entre todos podemos hacer mucho para evitar ese goteo incesante y terrible de mujeres maltratadas, apaleadas, mutiladas, heridas, insultadas, vejadas, asesinadas en todo el mundo.
Téngamoslo muy presente a diario y gritémoslo con fuerza hoy.
TRANSMUTADO OVIDIO
Dichas estas razones, voló Cupido y se detuvo sobre el Parnaso;
y disparó dos flechas: con una clavó el amor, y el desdén con la otra.
OVIDIO - Las Metamorfosis
"Supo que se había equivocado eligiendo el camino más corto -pero también el más oscuro-, cuando ya no tenía remedio.
Durante todo el día la sensación de cansacio la había seguido tontamente de un lado para otro. Tenía sueño. Llevaba varios días durmiendo muy poco porque aquel proyecto y la machaconería persistente del jefe le escamoteaban el sueño. Por esa razón, no se lo pensó dos veces cuando, después de llevar un cuarto de hora caminando desde que saliera de la oficina, se encontró en el cruce entre la avenida bien iluminada y rectilínea y aquella calleja estrecha y diagonal que le acortaría al menos en diez minutos el camino. Además, los tacones le mordían sin piedad los pies.
Escuchó por primera vez sus pasos irregulares y torcidos al pasar por delante de aquel solar turbio y de olor imposible. Pensó que su miedo habitual le estaba jugando de nuevo una mala pasada. Pero sintió frío. Un frío indefinible, como el que te perfora la médula cuando te dan una mala noticia, como el que te empapa cuando tienes la certeza de que no hay salida alguna.
Intentó no asustarse, pero las baldosas mojadas le devolvían el cada vez más rápido y estúpido soniquete de las suelas gastadas. Las de un él, sin duda, por la fuerza que imprimía al andar. No había un alma en todo el recorrido. Ni ventanas iluminadas, ni puertas entornadas que la tranquilizasen. La realidad le sonrió desdentada y cruel desde una esquina sucia de orín y oscuridad.
Cada vez caminaba más deprisa. Él también. Le habría gustado gritar, pedir ayuda pero sabía que gastaría fuerza inútilmente. Habría dado algo por llevar aquellas playeras de color indefinido y feo que tanto le gustaban. Aceleró la marcha y el pulso, envidioso, le machacó la sien con latidos abruptos y chillones.
Las piernas decidieron por ella y se lanzaron, desorientadas y torpes, a una carrera que no conducía a ningún sitio. El bramido estaba cada vez más cerca. Su aliento, el de él, le atosigaba la nuca con pellizos desagradables de tabaco y sudor.
Por un momento pensó que le daría tiempo a llegar, que encontraría un bar abierto, que alguien saldría de un portal y le sacudiría ese mal sueño hasta depositarla, tranquila y avergonzada en la orilla segura de su cama revuelta. Pero él seguía siendo él y estaba alargando una mano grande, dura, pegajosa para atraparla.
De repente,
algo que no era el miedo
la paralizó con suavidad,
sujetándola firmemente al asfalto...
algo que no era el miedo
la paralizó con suavidad,
sujetándola firmemente al asfalto...
... Porque yo, Dafne, la hija de Peneo, su ninfa preferida, me he vuelto más poderosa que tú, Apolo, tan indigno y arrollador como tu padre Jupíter.
Ya no podrás abusar de mí, ni poseerme, ni violarme.
Mira cómo la sangre de mis brazos, que nunca te rodearán, se convierte poco a poco en la savia que por fortuna me redime.
Mis piernas se inmovilizan y se vuelven leñosas lentamente, ocultando para siempre el hueco luminoso que nunca horadarás, que jamás llegará a ser tu anhelado refugio.
Mis pies, anclados ahora firmemente a tierra, ya no te temerán por ser menos veloces que los tuyos.
Te he vencido, Apolo. Mis dedos, mis manos, la melena que siempre buscaste destrenzar van adquiriendo el tono verde oscuro de las hojas sagradas.
Me he vengado de ti, por toda la eternidad y hasta el límite del tiempo.
Y en mí vengo a todas las mujeres maltratadas, desposeídas, ultrajadas. Y mi venganza es la más terrible porque yo, tu objeto del deseo, te seré por siempre inasequible. Y jamás me tendrás. Y cuando tus manos ávidas intenten tocarme, toparán con la madera madre, con la corteza áspera y rugosa con que mi padre me cubrió acudiendo en mi auxilio. Porque, no te engañes, Apolo. Él me protegió originando al tiempo tu propio deshonor y desvergüenza.
Y seré más que tú. Y las hojas de aroma profundo y persistente con que me han envuelto tu desfachatez y tu codicia, se aposentarán por siempre en tu cabeza, coronándote, ciñéndote, apresándote.
Los demás pensarán que te cubres con el verde trofeo a causa del desconsuelo y la tristeza y que eliges mis hojas en homenaje al sueño interrumpido y nunca consumado. Creerán que lo haces por tal causa. Y estarán convencidos de que a ello te lleva justamente la dulce terquedad del imposible y porque con dicho acto perennemente me honras. Pero se engañan. Tú sabes que se engañan. Y sólo los dos sabemos que es mentira. Que fue mi voluntad y no el amor quien te anudó sin remedio a esa diadema atroz que te aprisiona.
Para que seas consciente de por vida de que te acosará la indignidad por dónde vayas, persiguiendo tu rastro con fiereza, negándote implacable el perdón y el olvido."
G.F. Händel (1685-1759). Cantata de Apollo e Dafne (La terra è liberata). I Aria: Felicissima quest'alma..! II Aria: Ardi, adori e preghi... III Recitativo: Ah, qu'un Dio non dovrebbe..! IV Aria: Come in ciel benigna stella... Dafne: Roberta Invernizzi, soprano. La Risonanza. Fabio Bonizzoni, director. GLOSSA, 2010.
1 - Felicissima quest'alma
ch'ama sol la libertà.
Non v'è pace, non v'è calma
per chi sciolto el cor non ha.
2 - Ardi, adori e preghi in vano;
solo a Cintia io son fedel.
Alle fiamme del germano
Cintia vuol che io sia crudel.
3 - Ah!, ch'un dio non dovrebbe
altro amore seguir ch'oggetti eterni;
perirà, finirà caduca polve
che grata a te mi rende,
ma non già la vertù che mi difende.
4 - Come in ciel benigna stella
di Nettun place il furor;
tal in alma onesta e bella
la ragion frena l'amor.
ch'ama sol la libertà.
Non v'è pace, non v'è calma
per chi sciolto el cor non ha.
2 - Ardi, adori e preghi in vano;
solo a Cintia io son fedel.
Alle fiamme del germano
Cintia vuol che io sia crudel.
3 - Ah!, ch'un dio non dovrebbe
altro amore seguir ch'oggetti eterni;
perirà, finirà caduca polve
che grata a te mi rende,
ma non già la vertù che mi difende.
4 - Come in ciel benigna stella
di Nettun place il furor;
tal in alma onesta e bella
la ragion frena l'amor.
1 - Felicísima el alma
que no ama sino la libertad.
No hay paz, no hay calma
para un corazón que no esté libre de ataduras.
2 - Ardes, adoras y rezas en vano;
le soy fiel a Cintia.
A la llama del hermano
Cintia quiere que responda siendo cruel.
3 - Ah!, un dios no debería
perseguir otro amor que no fuese objeto eterno;
perecerá, acabará convertido en polvo
lo que me vuelve grata a ti,
más no la virtud que me protege.
4 - Como en el cielo la pequeña estrella
de Neptuno aplaca el furor;
así en un alma honesta y bella
la razón frena el amor.
que no ama sino la libertad.
No hay paz, no hay calma
para un corazón que no esté libre de ataduras.
2 - Ardes, adoras y rezas en vano;
le soy fiel a Cintia.
A la llama del hermano
Cintia quiere que responda siendo cruel.
3 - Ah!, un dios no debería
perseguir otro amor que no fuese objeto eterno;
perecerá, acabará convertido en polvo
lo que me vuelve grata a ti,
más no la virtud que me protege.
4 - Como en el cielo la pequeña estrella
de Neptuno aplaca el furor;
así en un alma honesta y bella
la razón frena el amor.