Un regalo de Sergio Astorga

jueves, 26 de junio de 2014

Cinco: Elogio de una vieja actriz y brindis quedo









-"¿Que no sabes lo que es la Gilda? En penitencia tendrás que ir a probarlas a Donosti.
Pero no a cualquier sitio, sino al lugar donde nacieron: a Casa Vallés, al ladito justo de la catedral.

Dicen que surgió precisamente allí cuando un cliente de confianza juntó en un palillo los tres únicos ingredientes que daban de aperitivo en tan ilustre negocio: aceituna, anchoa y piparra. Como por aquel entonces la película de Rita Hayworth y Glenn Ford hacía furor en los cines y el pintxo era "salado, verde y picante" como ella, parece ser que inmediatamente se lo bautizó con el nombre de tan famosa abofeteada. 
No sé realmente si la historia es cierta o no pero al menos así la cuentan en mi tierra.
Y yo hasta le he dedicado una oda. Un día te la enseño.

En todo caso, si no vas al Vallés, solo te dejo probarla en el Gandarias. Porque el secreto y el éxito de la Gilda está en sus ingredientes. Es tan simple que o estos son de primerísima calidad o te decepcionará en toda regla.

Hazme caso, tienes que pedirlo la próxima vez que vayas a Donosti."


Desde entonces, siempre que voy y sin faltar nunca a la cita -como si de un rito antiguo e inaplazable se tratase-, me acerco al Vallés o al Gandarias a comer una o dos en buena compañía. Cumpliendo aquel castigo amable que hace ya unos cuantos años me impusiste.

Aunque tú sabes de sobra que nuestro encuentro no es allí solamente. Porque cada vez que salgo de alguna exposición del Thyssen, cuando como anteayer me acerco a ver una obra de teatro al Bellas Artes o siempre que acudo a escuchar una ópera barroca o un recital de lieder a la Zarzuela, bajo las escaleras de la Casa Vasca -justo enfrente de este último- y me meto al txoko, casi siempre vacío y en penumbra.

Y en ese semisótano con olor a barril antiguo y mesas de madera pido siempre un txakolí y una Gilda y me siento en la mesa del fondo a la izquierda, bajo el tragaluz desde el que se ve la entrada del teatro. 

Para tomarlos despacio y en silencio. 

Y brindar en voz baja por tu presencia cierta a pesar del olvido empecinado y terco. 


R. Wagner (1813-1883) - Tannhäuser. Wie Todessahnng Dämmrung (Como un anuncio de muerte). Acto III. Escena II. Ópera en 3 actos. Coro y orquesta Sinfónica de la Radiotelevisión Bávara. Dir. Bernard Haitink. Wolfram: Bernd Weikl. EMI, 1985