Hoy hace 25 años que moriste. ¡Qué dolor entonces!
Y me sentí estafada. Me parecía tan injusto que precisamente cuando los deberes de padre e hija por fin habían desaparecido y cuando empezábamos a disfrutar tanto el uno del otro me dejara sin ti la puñetera vieja...
Pero el dolor pasó hace ya muchos años. Ocuparon su lugar unos recuerdos algo emborronados -como tu fotografía- y quizá no fieles del todo al suceso original, pero tú sabes muy bien que la memoria es tramposa y selectiva.
Y es lo que me queda de ti, que no es poco. Eso y tu herencia de música. Bueno... y una añoranza suave, que pincha solo de forma muy leve en algunas tardes de concierto.
Tampoco se me ha olvidado que te privaban la geometría y los números imaginarios. Y adorabas esa escena de Fantasía en que una cuerda tímida va marcando a pinceladas la música de Bach, así que creo que te va a encantar esta versión sinestésica del tercer movimiento de "tu" op. 132 de Beethoven.
Un beso muy fuerte, papá.