H. Memling. Virgen y Niño. Óleo sobre tabla. 44 x 32 cms.
Museu Nacional de Arte Antiga. Lisboa.
¡Ayssss, cada año me cuesta más exprimirme las meninges para dejar en esta bitácora un presente de Navidad digno de mis lectoyentes. ¿Será que estoy empezando a cumplir demasiados años? La verdad es que tampoco es para tanto porque esta condesa juvenil y pizpireta apenas cuenta 190 primaveras, de modo que los tiros no deben de ir por ahí. Además, si se creen Vds. que aunque acumule aniversarios estoy o me siento mayor, van dados; que ni lo uno ni lo otro. ¡Hasta ahí podríamos llegar..!
Pero parece que, después de todo y tras mucho cavilar, sí que voy a tener con qué martirizarles un poquillo la Nochebuena... Sí... Que sí... Que toca sinestesia. Y de tema religioso, para que se me recojan piadosos algunos de Vds., que ya sabemos todos de qué pata cojea la mayoría de los ilustres visitantes de este salón. Que van descarriados por esos mundos de dios como oveja sin cencerro y hay que intentar meterlos mínimamente en vereda... ¡Que no tienen edad -Vds. sí, mis queridos amigos y visitantes, no yo- de andar haciendo el loco por esos andurriales ideológicos..! (Juas, juas, juas).
Y, como casi siempre, es una sinestesia tramposa. Pero solo un poquito. Tramposa porque, a pesar del título, lo que les traigo no son solo natividades. ¡Qué quieren, no me daban las fotos de nacimientos y adoraciones de los magos para más! Así pues, en el mismo saco he metido también Anunciaciones, Visitaciones a Isabel, Presentaciones en el templo, Sacre Conversazioni, Huidas a Egipto, amén de un Nacimiento de San Juanito, un Desposorio místico -y que me perdone Santa Catalina- e incluso algún pequeñín pagano en mármol al que, con todo el morro, he hecho pasar por niño Jesús. Pero me costaba tanto desechar sus fotografías...
Curiosa mezcla la de este año. De un lado, las imágenes que tomé a finales de enero en el Museu Nacional de Arte Antiga y en la Fundación Gulbenkian, en Lisboa. Del otro, las composiciones de un disco que me tienen a mí enamorada y a mis vecinos hartos, pues llevan sonando desde la noche de anteayer, la del mismo día en que fui a su presentación. Cuando escuchen las cancioncillas descubrirán por qué. Es el disco más delicioso que se puedan imaginar. Piezas que van desde las Cantigas de Santa María a villancicos recogidos hace menos de 30 años. Música culta y música popular de la mano, por gracia y sobre todo por obra de Luis Delgado y César Carazo, Los Musicos de Urueña.
Sinestesia con trampantojo y mezcla de siglos. No pueden pedir Vds. más eclecticismo por mi parte. A ver si de esta manera contentamos un poco a tirios y troyanos. Con todo, estoy segura de que la simbiosis de obras y composiciones les va a gustar tanto como a mí.
A partir de ahora y terminadas las presentaciones, las palabras sobran. Ya no me queda más que desearles una soportable cena con los cuñados, que el cava y los langostinos no se les aposenten en el hígado y que vivan Vds. esta fecha como sus creencias o su falta de ellas les dé buenamente a entender.
Y sobre todo que, a pesar de la suegra, sean todos Vds., queridos míos, razonablemente felices.
VV.AA. La Estrella de Belén, La Música de Navidad en la Historia. Luis Delgado y César Carazo, Los Músicos de Urueña. Museo de la Música. Colección Luis Delgado. Urueña, Diciembre 2012.
1) Nos dicen las Profecías. Recopilado en 1930 por Schindler. Música Joaquín Díaz.
2) Qué Bonito Niño Chiquito. Cancionero de La Colombina.
3) Vamos a Cantar al Niño. Auroros del Rincón de Seca en Murcia.
(Si lo colocan en HD y a toda pantalla, seguramente lo disfruten más)