J. Sorolla y Bastida (1863-1923) - Rocas de Jávea y el bote blanco. Óleo sobre lienzo. 62,5 x 84,7 cms. (1905). Museo Carmen Thyssen. Málaga.
Dicen que septiembre ya no es verano. Lo han decidido unos señores muy sesudos llamados climatólogos.
Y qué más me da. Para mí septiembre es descanso, luz, cobijo. Septiembre es amigo, es búsqueda, es serenidad construida paso a paso por "mi" pequeña cala de apenas un centenar de metros.
Septiembre significa volar a casa, hacia el azul. Septiembre es el sol que acaricia y ya no quema. Son playas vacías y arena suave y templada en el cabo de Creus y el de Gata.
El mes de nombre más largo me traerá en un par de días el regalo de una mirada azul hasta donde se pierde la línea del paisaje. Y me dará la mano como cada vez que regresa -o que regreso yo a él- para decirme que ya no hay nada que temer, que todo está bien. Me esconderá para protegerme en pequeños recovecos de roca, agua invisible de puro transparente y reflejos. Por muy largo, cansado o duro que haya sido el año. Y solo yo sé lo largo, cansado y duro que tal vez ha llegado a ser.
Y la tramontana azul acudirá también puntual a su cita para soplar con fuerza y llevarse dolor, cansancio y hospitales, como cuando crea remolinos violentos y envuelve la punta Falconera.
Si la mar es propicia, saldremos de nuevo a navegar a vela y a hundirnos en las aguas profundas de la Jóncols molestando a doradas, salemas o lubinas. Y si el viento nos deja, doblaremos como cada septiembre el Norfeu, el más hermoso de los cabos.
Me gusta oír ese nombre: septiembre. Porque me trae olores de ginesta, agujas de pino, salitre, iodo, algas o posidonias. Y me acerca a mis propios recuerdos y vivencias. Y me libera de todo lo mezquino, oscuro, turbio de mí misma y de los demás que me ha crecido en la espalda con un peso imposible a lo largo de los once meses anteriores.
Septiembre de risas, complicidades, reconciliaciones. Septiembre de hilos perezosos formando bordados tranquilos encerrados en el bastidor de madera. Septiembre de paseos ligeros y cálidos y de desnudarse física, mental y emocionalmente al aire, al viento, al mar.
Septiembre bajo un sol que apenas dora los membrillos.
Y para este paréntesis tardoveraniego y mientras llega octubre con su deseada carga de cartera, uniforme, notas y libros nuevos por leer, les he traído una música curiosa. Habrán oído en otras versiones las originales y seguramente sean mejores en su mayoría. Pero él siempre ha sido especial en muchas cosas y a sus 74 años su voz, tocada en ocasiones, sigue teniendo la fuerza y la ilusión de sus inicios.
Solo que más cansada y más sabia. Como septiembre.
Disfruten de ella si les apetece mientras vuelvo y, como siempre, intenten ser felices. Que el otoño anda a la vuelta de la esquina queriendo hacernos la pascua.
VV.AA. - Encanto del Mar: Mediterranean Songs (Canciones del Mediterráneo). Plácido Domingo, barítono solista. Chico Pinheiro, guitarra; Bridget Kibbey, arpa; Rhai Krija, percusión. Canciones de Serrat, Martino, Moustaki, Rodrigo, Merlandi, De Curtis, Rachel, Lama, Zeira, Obradors, Edide Martini y tradicionales andalusí, ladino, chipriota y catalán. Acompañamiento de Barbara Fortuna, Jelena Ciric, Héctor del Curto. Sony Classical, 2014.